La justicia es un concepto amplío, necesario y que debió definirse para que la sociedad deje de ser un rebaño de animales y se convierta en un grupo de personas. Este concepto tan necesario para mantener la paz social ha venido siendo discutido a lo largo de centurias de existencia humana.
La administración de justicia, por otro lado, es el aterrizaje propio de este concepto, fue transformado en un derecho y tiene principios y personas que, elegidas por el cumplimiento de ciertos requisitos impuestos por la academia, disponen sobre ella. Hablemos de jueces, abogados, secretarios, etc.
La ley es el camino a la justicia, respetarlo es llegar a ella, crearlo es dar el camino hacia ella, y su cumplimiento y administración son necesarios, nos da certezas, nos gobernamos internamente de manera lógica y civilizada.
Pero que pasa cuando volvemos a las cavernas, que pasa cuando regresamos al salvajismo y nos emiten sentencias personas no calificadas, cuando nos abogan inescrupulosos, cuando la justicia es una mera expectativa. Lo lógico, nos volvemos violentos, nos defendemos como podemos.
Lamento mucho informarles, pero la justicia está muerta. He visto con rabia estos últimos días cómo han violado, manipulado, estropeado y maltratado a la ley, a los recursos legales que fueron hechos para tener certezas, a las acciones de protección que fueron creadas para evitar arbitrariedades. En Ecuador, los últimos días, hemos visto como un tesoro tan preciado, la ley y la justicia, fueron maltratadas en plaza pública a vista y paciencia de todos. Esto debe parar ya que no es cosa nueva tampoco.
No es concebible que un juez emita sentencia contraria a la ley, es que no me cabe, es que no lo entiendo y no comprendo, es increíble, es algo salido del séptimo infierno de Dante, porque debe ser algún tipo de castigo divino. Tampoco me es admisible que alguien, con una perspicacia que solo un pirata puede tener al robar algo, pueda manipular el sistema de sorteo de causas para llevar a “puerto seguro” un proceso, mintiendo sobre el fondo de su pretensión. En los últimos días, unos colegas no se les ocurrió mejor cosa que mentir diciendo que una acción de protección era “cobro de honorarios”, otros se atrevieron a más lo llamaron “violencia intrafamiliar” (cuantas personas realmente necesitan protección de violencia), pero eso nada le importó a este “profesional”, con el fin que el sorteo envíe esta acción a un juez de su elección.
La ética es algo con lo que se cría, se enseña desde las entrañas más profundas de la familia, ese concepto se entiende internamente comprendido en clases de derecho, en clases de maestrías, porque es mencionado en la ley, pero al parecer no se logró aplicar. Esa falta de comprensión de hacer las cosas de manera correcta, con estricto apego a la norma, a la ley, la sumisión al correcto proceder en la justicia ecuatoriana es una triste realidad.
Para ser juez, aparte de saber, entender y dominar el derecho que se le presenta para administrar justicia, se debe ser también, un ciudadano correcto, cumplido con la normativa, tener esa supremacía de cumplimiento social tan irrestricto que le da la capacidad moral de sentenciar. Es que es algo tan lógico que no debería ser explicado, pero está comprobado que es necesario hacerlo.
Pero lo mismo con nosotros, los abogados, creo que algunos se les olvidó esas clases de derecho constitucional, derecho procesal, creo que nunca entendieron el principio de lealtad procesal. Quiero ser claro, la lealtad se define como el sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia alguien. Respeten a la sociedad colegas, respeten a la contraparte, al debido proceso. ¡SE LES OLVIDÓ LO QUE JURARON CUANDO SE GRADUARON!
Quienes hemos decidido transitar por el camino del derecho, hemos decidido defender bajo cualquier concepto al término justicia, hemos jurado estudiarla y aplicarla en los estrados. Las causas justas, es nuestra esencia. Pero en el escándalo y la decidía, algunos colegas, algunos jueces se han olvidado y la han vendido por un par de peniques.
No queda más amigos lectores que levantarnos contra ellos. Que se investigue a quién quiere asesinar a la justicia, que se sancione a quién quiere violar el procedimiento, que se sesgue y aparte a quién escogió al derecho como un medio para llegar al dinero, porque esos no merecen permanecer en el gremio, no merecen estudiar la ley, esos no merecen tener un título que no les corresponde.
El derecho es una ciencia y necesita de científicos, no de ladrones que lo utilizan para sus más bajos deseos. Abandonarse en la ética, la lealtad, y el buen proceder, es el abandono que debe ser enseñado en los vientres de la academia, en las paredes de un hogar y solo así se podrán formar a juristas que estén donde les corresponda.
Colegas abogados, estudiantes de derecho y operadores de justicia, en nuestras manos, nuestro cálamo y nuestra voz está el darle la vuelta al sistema podrido en el cuál aún nos desenvolvemos. Es un llamado con tintes de reclamo a todos nosotros. Amen al derecho como a su vida misma, que, si no lo ejercemos con la pasión y responsabilidad que merece, seguiremos nadando en un mar de tiburones que no respetan lo que nosotros juramos defender.
Adecentar la justicia y derrocar a los ídolos de barro.