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El Telégrafo
César Hermida

Identidad ecuatoriana, mestizos del siglo XX

07 de mayo de 2016

Ya se señaló que las diferencias físicas corporales no tienen ninguna importancia de carácter biológico o genético, sino que la determinación de su valor está dada por las razones sociales de la cultura dominante. Las normas de conducta, es decir la moral, están determinadas por el poder político dominante respaldado por las concepciones religiosas. Así se han fijado las leyes, con el poder militar y policial detrás.

Se señaló también que históricamente se estableció el mestizaje, a partir de la diferente situación original de las dos repúblicas, la de blancos e indios (siglo XVI) y de la formación de su mestizaje (siglos XVII y XVIII), y la aparición de la república o nacionalidad de los criollos que logra su Estado a inicios del siglo XIX. Durante el siglo XX se da el predominio de los mestizos. En el inicio del mismo los mestizos letrados consideraban que el hombre culto era el que practicaba la cultura europea. Pero a finales de dicho siglo e inicios del siglo XXI florece el reconocimiento de la pertenencia cultual mestiza en los censos, llegando en 2010 a un porcentaje superior al 75%, dejando el resto repartido en partes similares entre blancos, indígenas, afrodescendientes y un minúsculo grupo proveniente de otras culturas.

Aunque aún queda un estimado autor que valora, para este tiempo, a los grupos culturales de acuerdo a las apreciaciones antiguas de inicios del siglo pasado, y, por lo tanto, menospreciando a los mestizos como lo hacían los miembros de la cultura europea, llegando incluso a defender, con empeño, a Eugenio Espejo como pertenencia a la cultura blanca. Mientras nuestro prócer fue considerado como indio por sus enemigos políticos, ahora resulta que hay quienes se empeñan en ‘blanquearlo’.

La cultura milenaria indígena de los habitantes del Abya Yala o Nuestra América, y la cultura occidental, que no son puras, están aportando a la construcción de un nuevo paradigma cultural, fruto de las dos y de otras vertientes, alimentado por las experiencias de convivencia. Esta cultura mestiza clarificará la categoría Buen Vivir en el marco de su interculturalidad, con su pensamiento, sentimiento y vivencia, de que la tierra es la madre común, que la vida es sana y colectiva, que todos tenemos el mismo sueño de la solidaridad humana, que todo tiene una complementariedad dual, que las partes se corresponden con el todo. Es la concepción de una vida austera, en armonía entre los humanos y con la naturaleza, alejada del consumismo. (O)

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