Hay una constatación en el mundo, que el deporte es un fenómeno social particular, a través de la práctica por personas de diferentes clases sociales y edades. Este concepto sufrió transformaciones a lo largo de las últimas dos décadas, dejando de ser visto apenas como un simple esparcimiento o competición, para ser visto como una actividad humana que tiene varias dimensiones, como las sociales, económicas, científicas, psicológicas, culturales, de salud, entre otras.
En la dimensión social la práctica deportiva es notoriamente relevante: el deporte colabora en formación de ciudadanos, porque su práctica social desarrolla principios, valores morales y éticos. Además provoca una inmensa interacción social. A través del deporte se aprende a generar espíritu colectivo, compañerismo, solidaridad, conocimiento, disciplina, respeto mutuo y educación.
Además de todas las ventajas señaladas, la práctica deportiva proporciona el combate a la violencia; hay varios estudios que constatan que el deporte baja significativamente los índices de criminalidad en la región donde él está inmerso. Una vez que el deporte es relevante para un grupo social se hace necesario el cumplimiento de reglas, elemento principal para la convivencia de la sociedad y de la práctica deportiva.
Las reglas deportivas se amplifican en la sociedad, teniendo una disminución de la violencia comunitaria. El deporte, en este contexto, sería una forma altamente civilizada de promover el progreso, instituir el autocontrol en la sociedad.
El maravilloso triunfo de nuestro genial ciclista Richard Carapaz en el Giro de Italia es un incentivo para la sociedad, para canalizar las energías en beneficio de la vida, del progreso y de la construcción de reglas imaginarias en favor de una convivencia racional y alegre. Seguramente ahora los conductores de vehículos cuidarán más de los ciclistas, y de todos los deportistas urbanos, porque ya sabemos que puede haber un campeón en potencia, como Richard.
La práctica deportiva contribuye en la vida de los seres humanos, resultando una promoción en la salud individual y colectiva. Más deporte y menos cárceles es el mensaje que deben aprender nuestros líderes. Me uno al homenaje emocionado a Richard Carapaz, ejemplo de dignidad deportiva de los ecuatorianos. (O)