A finales del siglo XVIII se inició un proceso de auge económico en el Partido de Puerto Viejo, formado por su antigua Ciudad (1535) y un conjunto de pueblos derivados de reducciones. Puerto Viejo, parte de la Gobernación colonial de Guayaquil, experimentaba un auge por la recolección de fibras de toquilla y mocora, para la producción y exportación de manufacturas, una de ellas los afamados sombreros de paja fina. El auge propiciaba una formación originaria del capital en la región, pero promovió al mismo tiempo una explotación laboral, que funcionaba por medio de la usura, la misma que empobrecía a indios y mestizos, quienes más adelante se rebelaron.
Las elites coloniales de Puerto Viejo se enfrentaban continuamente con los chapetones o españoles peninsulares, quienes instituidos en Guayaquil, disputaban las relativas ganancias obtenidas por la producción, el crédito y el comercio. En ese contexto, algunos locales idearon la forma de retener parte de las recaudaciones de impuestos. Si bien no podían controlar las exacciones realizadas por el Estanco del Tabaco y el tributo pagado por los indios de la región, intentarían hacerlo mediante la retención de parte del diezmo, dinero que sería invertido, según se argumentaba en las peticiones, en la construcción de un hospital del que carecían, para atender a enfermos.
Un criollo poderoso, don Francisco de Paula Villavicencio, activó sus alianzas en Quito y logró que al menos la mitad de la renta quedara en la localidad de Puerto Viejo, bajo su administración. Luego, en vez de iniciar la construcción de la obra, intentó crear una hacienda ganadera e invirtió parte del dinero tanto en la compra de vacas como en el pago de sueldo de los administradores. Según su testimonio también se repartió algo de dinero entre enfermos, para lo cual contó con la autorización de la Junta de Vecinos.
Ya en manos de los sucesores de Francisco de Paula Villavicencio en 1819, el dinero del Hospital de Portoviejo se deshizo en medio del enfrentamiento entre fracciones que disputaban el control de los fondos. Como era de esperarse, el Hospital nunca se construyó en más de un siglo. Lo que estaba en cuestión, era el enfrentamiento entre el Estado borbónico centralista, absolutista y despótico, con una élite regional. Ni los uno ni los otros, entendía en aquellos tiempos, la importancia social de un Hospital. (O)