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El Telégrafo
Alicia Galárraga

Hombrecentrismo

17 de mayo de 2020

Para Alexis Ponce, defensor de derechos humanos, el covid nos plantea la destrucción acelerada de paradigmas que parecían inamovibles, a pesar de ser excluyentes e injustos.

Alexis Ponce maneja la hipótesis de que el covid y sus múltiples coletazos, cachetean al darwinismo y a la era del “hombrecentrismo”.  Para los hombrecentristas, el ser más importante sobre el planeta es el macho y en su afán de sobresalir, desconoce derechos de mujeres, niños, ancianos, animales y todo aquel que considere inferior. Ese macho invencible ahora está en cuarentena, acorralado por un virus microscópico que, según algunas investigaciones, contamina hasta a su propio esperma.

Y para terminar de darle una lección de humildad, ¿será coincidencia que los países que han manejado de mejor manera la pandemia covid estén liderados por mujeres? ¡Por mujeres, aquellas que el hombrecentrismo considera incompletas y de segunda!

A lo largo de la historia, las mujeres hemos sido relegadas. La era medieval se empeñó en centrar nuestra actividad en el ámbito privado y así nos confinaron a las labores domésticas en el hogar o a las de índole conventual. En pleno siglo XXI se sigue invisibilizando y desconociendo nuestra labor, contribución y logros. Son varios los episodios históricos en los que la mujer, al desempeñar mejor papel en la esfera pública que el hombre, ha sido castigada por tal atrevimiento. 

Antes de que Sor Juana Inés de la Cruz se convierta en religiosa, era una mujer respetada en los círculos intelectuales de México; sin embargo, ante su negativa de contraer matrimonio, la única salida honrosa a la soltería era ser encerrada en un convento; desde ahí siguió contribuyendo al debate hasta que el Obispo la exhortó a callarse y orar.  Así, el hombrecentrismo se ha cerciorado por décadas de que ninguna mujer le haga sombra. 

Es por eso que, como mujeres, no podemos desperdiciar estos nuevos escenarios en los que a la cultura machista se le dificulta menoscabarnos, entre otros motivos, por la velocidad y la cantidad de información que se genera. Borrar la contribución de las mujeres en este punto de la historia es prácticamente imposible. Alexis Ponce tiene razón: de esta coyuntura ya no se retorna. (O) 

 

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