En un extraordinario gesto humano y solidario el sábado anterior los jugadores del equipo deportivo AUCAS, en su encuentro con Barcelona, saltaron a la cancha con una banda blanca en el brazo recordatorio de la tragedia conocida en la historia como “la noche de los vidrios rotos”. Ocurrió entre el 9 y 10 de noviembre de 1938 en la Alemania nazi.
Fue una serie de ataques combinados, ocurridos en la Alemania nazi durante la noche, llevada a cabo contra ciudadanos judíos por las tropas de asalto alemanas y las juventudes del partido nazi junto con la población civil, mientras las autoridades alemanas observaban y no intervenían. Atroz. Los ciudadanos judíos fueron asesinados salvajemente y miles de negocios fueron destruidos y demolidos.
Es Adolfo Hitler: es la Alemania de guerra. Es el poder blanco, el odio al otro. Es la destrucción de la dignidad humana. Al atacar a los judíos, atacaron la historia humana de la diversidad y la tolerancia. Es el Holocausto. El asesinato masivo y selectivo más grande en la historia de la humanidad. Son los caídos en nombre del poder. La locura colectiva humana contra otros humanos.
No olvidarle. Sucedió. No lo olvidemos: millones de seres humanos con sus sueños, palabras, amores, fueron asesinados, encarcelados en campos de concentración, usados para experimentar pruebas científicas. La muerte nunca muere y puede, como en esta ocasión, presentarse de la forma más cruel posible: guerra, dolor, sufrimiento. La maldad humana está en la historia posible y hasta imposible.
Es sábado y la hinchada del Aucas saluda a sus ídolos, que hoy son más grandes, más dignos, porque están recordando a los caídos del Holocausto. ¡Nunca más otro Holocausto! En la tribuna del estadio se encuentra el presidente Moreno. Él es el poder contra la violencia. El poder de la solidaridad. La violencia no es un juego. Aucas ofreciendo un homenaje a los caídos. Un compromiso con la paz.
Mis respetos y todos mis reconocimientos a la dirigencia del Aucas; a su directivo Sr. Danny Walker, honorable ciudadano organizador de este evento. El Holocausto nos recuerda nuestra fragilidad humana, pero también nuestra fuerza en la resistencia contra la violencia. Es sábado de gloria: ganó la humanidad y ganó Aucas también el partido. (O)