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El Telégrafo

Historia económica

28 de noviembre de 2011

La CEPAL acaba de difundir el libro “Institucionalidad y desarrollo económico en América Latina”, compilado por Luis Bértola y Pablo Gerchunoff y en el que también escriben: Jorge Gelman, Salomón Kalmanovitz, Juan Carlos Moreno-Brid, Jaime Ros-Bosch, Héctor Pérez Brignoli, Antonio Santamaría García, José Antonio Ocampo y Lucas Llach.

Es una obra de historia económica que, en medio de los bicentenarios latinoamericanos, aborda los dos siglos recorridos desde el inicio de los procesos de independencia en la región (alrededor de 1810) hasta el presente.

Al seguir el libro puede reconocerse que al momento de la independencia América Latina ya era una región atrasada. La construcción republicana diferenció aún más las economías por países, si bien en todos se impuso la dependencia del sector primario exportador. Industrializar la región requirió del concurso del Estado.

En oleadas el capital extranjero creció bajo debate sobre su incidencia o falta de control. Tras las décadas desarrollistas se impuso el aperturismo, conjugado con el problema de la deuda externa. Ha seguido otro momento de reformas económicas que en varios países pretenden orientar las economías por caminos distintos a los del pasado inmediato.

Gracias a este libro es posible tener nuevas luces para la comprensión del presente. Y todavía quedan temas por desarrollar, seguramente por la insuficiencia de estudios en varios países. A Ecuador, por ejemplo, se lo engloba en un análisis sobre las “economías grancolombianas” y la bibliografía utilizada es pobre.

Probablemente se debe al hecho de que la historia económica ecuatoriana sigue en pañales. La única página web que se ha mantenido diez años es la del Taller de Historia Económica de la PUCE y apenas forman un pequeño núcleo los investigadores dedicados en el país a la historia económica.

Sin embargo, conforme hemos ido superando el pernicioso “neoliberalismo”, es América Latina la que mejor ilustra, en su trayectoria histórica, el contenido político de la economía, algo que esta ciencia siempre tuvo en sus orígenes.

Porque en Europa y USA se da por hecho que hay una sola teoría económica con características universales. Nuestra región, en cambio, como ocurre en el presente, está demostrando que las recetas construidas por los países centrales no son aplicables a países en los que la construcción de la equidad y el buen vivir exige afectar los intereses de élites dominantes y naciones dominadoras.

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