La pandemia mundial del covid-19 ha acentuado los modelos y transformaciones del Estado y sus administraciones, que muchas de ellas, ya estaban en curso en la agenda de transformaciones del Estado.
Se reclama con fuerza un Estado presente en todos los ámbitos, las administraciones tendrán que enfrentarse a condiciones muy inestables: cambios rápidos en la economía, reformulación rápida de métodos y procesos, atención masiva en tiempos muy limitados, en un contexto de hipercomplejidad. A ello, hay que añadir las medidas que los gobiernos de todo el mundo tuvieron que tomar decisiones referentes a las restricciones de la libertad constitucional: confinamiento de la población, restricción de movimientos, vigilancia y control, medidas coactivas, gran dificultad de implementación de las políticas sociales en salud, educación, empleo, la violencia de género, vivienda y otras que son vitales para la vida en sociedad.
Los cambios y transformaciones en sus vertientes económica, política, administrativa y de control, no surgen exclusivamente en esta situación excepcional, sino que ya vienen gestándose desde hace unos años como se ha percibido, por ejemplo, en lo que sucedió a finales del 2019 en esta parte del mundo. Se alcanza a percibir la necesidad de cambios estructurales y hay que resolver preguntas como: ¿Se está configurando definitivamente un nuevo tipo de Estado y de su administración?
Ante preguntas tan difíciles y trascendentes lo que se propone es un diálogo para construcción de nuevos discursos, en donde prime la inteligencia y la ética como principios. Por otro lado, se requiere un diálogo entre campos del conocimiento que tradicionalmente se encuentran aislados y por eso limitados; como la política con la tecnología, la economía con la sociología, la administración pública con la geografía y otros. No se puede seguir tratando problemas de tanta complejidad y urgencia con las mismas formas de pensamiento que han construido islas que solo sirven para ciertas elites académicas y nada más.
El reto es resolver problemas humanos, requerimos de líderes que sepan leer las dificultades, no es el momento para ensayos. Hay que elegir a gente – entre los candidatos- que maneje un compromiso con la humanidad y con el país. No podemos ensayar con legos ante tanta hipercomplejidad de los problemas que nos ahogan.