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El Telégrafo
Ramiro Díez

HISTORIAS DE LA VIDA Y DEL AJEDREZ

Héroes en Manabí y en Chernobil

28 de abril de 2016

Un héroe es alguien a quien no le importa cruzar las puertas del infierno para salvar a otro que ni siquiera conoce y, sin embargo, no se siente héroe. Acabamos de vivirlo y de morirlo en Manabí, donde no hubo ni días ni noches, ni amenazas ni miedos, ni fronteras para arrebatarle vidas a la muerte. Allí lucharon voluntarios venidos desde otras latitudes, y hasta perros hermanos, y uno de ellos murió de físico agotamiento después de rescatar a varias personas.

Manabí seguirá doliendo mucho tiempo. Pero también alienta saber que la solidaridad es la importante llama dentro de nosotros, sin importar dónde estemos. Justamente, acabo de abrir un correo de Svetlana, una amiga de Ucrania. Años atrás, ella me había contado la historia de su padre, que se llamaba Boris Baronov.

Él, con otros dos oficiales jóvenes, Alexi Ananenko y Valeri Bezpalov, hicieron lo que parecía imposible. Cuando explotó Chernobyl, la única manera de evitar una catástrofe peor, era que tres personas, en trabajo coordinado, bucearan en aguas con alta radiación para liberar una válvula. “Lo peor que puede pasar es salvarnos” dijo Baronov. “Eso significaría que hemos huido y que millones morirán”. “Iremos contigo”, dijeron Ananenko y Bezpalov.

Y los tres héroes se sumergieron con plena conciencia de que sería lo último que harían en sus vidas antes de ser achicharrados a fuego lento por la radiación. Si fallaban, aquel holocausto habría matado a muchos millones de personas, en especial en Europa.

Con letra firme, aunque acelerada, antes de enfundarse en el traje de buceo, Baronov le escribió a su hija: “Mi Gordita: Quiero que estés tranquila por mi decisión y sus consecuencias. La otra opción es el fin toda nuestra familia y de millones de personas que no conocemos. Prefiero ser yo. No me llores. Recuérdame con una sonrisa. Ese será mi premio.” Y murió antes de una semana.

No sabemos si existan canciones o poemas que recuerden la vida, el sacrificio y la muerte de Ananenko, Bezpalov y Baronov, estos tres valientes que evitaron que Europa se hubiera convertido en un gigante cementerio. Hoy recordamos que al morir a los pocos días, los cuerpos de estos héroes estaban tan cargados de radiación, que tuvieron que ser enterrados en ataúdes de plomo.

Svetlana, la hija de Boris Baronov nos ha escrito y pregunta qué puede hacer por los hermanos de Manabí, donde ella nunca ha estado. Le pedí que le llevara una rosa a la tumba de su padre.

En ajedrez también, hay sacrificios, uno tras otro, que solo se ven una vez:

1…D2T+!!; 2: T3T, T8D+; 3: R2T, T8T!; 4 : R3C, D5T+ !! ; 5 :TXT+PxT mate inolvidable. 

Boris Baronov (i), Alexi Ananenko y Valeri Bezpalov (c) y un rescatista en Manabí.
Foto: Internet
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