Hace escasos 5 años empecé a leer a Javier Marías, sus novelas me atraparon y leí al menos cuatro de ellas de forma seguida. Últimamente me ocurre eso, antes prefería probar de aquí y de allá, como para cubrir un mundo más amplio y sentir que estás medio actualizada, pero con la edad te vuelves medio fiel a un escritor o escritora que te satisface y buscas más de lo mismo, me está pasando de forma persistente con Stefan Zweig, por ejemplo, no puedo parar de leer sus libros, también lo he descubierto tarde.
Quienes estamos en el mundo de las ciencias antes que de la literatura tenemos dificultades para penetrar de forma sistemática a este último, es todo más caótico y además corres el riesgo de sentir cierta absurda “pérdida de tiempo” cuando te atrapa la literatura y dejas de lado, como en mi caso, la teoría y ciencia política, por ejemplo. En fin, es cuestión de prioridades, pero también del placer que implica la lectura.
Empecé con Marías con su novela “Los enamoramientos”, pues nada, me atrapó, recuerdo que inicié leyendo este libro de mi hija que vive fuera del país, pero no terminé de leer antes de volver, así que el buen Kindle -lamento a los antikindle- me ayudó y rápidamente antes del vuelo de vuelta ya conseguí la versión para terminarla durante el viaje.
¿Qué es lo que fascinaba de la literatura de Marías? Esa subjetividad explorada a fondo, mostrando las complejidades más profundas de la condición humana, una retórica aguda que penetraba en todas las posibilidades de la existencia y de los sentimientos. “No he querido saber,pero he sabido”, así empieza una de las novelas de Marías, que es calificada como uno de los inicios más magistrales de la literatura, así me lo pareció cuando lo leí.
Inmediatamente, en mi caso, seguí con “Corazón tan blanco” y luego con “Bertha Islas”, entonces ya no son los hechos los que más importan sino la riquísima disquisición que realiza en su prosa que se solaza con los detalles más insignificantes, desbrozando los claro oscuros de las personas y sus mundos. La trama del amor, del espionaje, del suicidio, del desencanto, de la rutina, todo está retratado magistralmente en Marías y nos sentimos interpretados como espejos en sus novelas de forma recurrente, aunque para el propio Marías el escribir literatura la concebía como una “labor pueril, absurda y destinada al fracaso”, según dijo en su discurso de ingreso a la Real Academia de la Lengua.
Javier Marías, quien recibió casi todos los premios imaginables excepto el Nobel -aunque fue un certero candidato por varias ocasiones en estos últimos años-acaba de fallecer en Madrid a causa de una pulmonía ocasionada por el virus del Covid, a los 70 años. Marías tenía mucho más que decirnos, pero también fue generoso con nosotros en sus más de 19 novelas. No me entrometo en la condición política ideológica o el elitismo del autor, como tampoco cabe hacerlo con ninguno de los literatos, se trata de conocerlos en sus obras y de deleitarse en ellas y descubrirnos a través de ellas un poco más. Nos espera Tomás Nevinson, la última de sus novelas publicada en 2021.