El Peky escribe en su facebook: “La derecha es un cadáver insepulto, la izquierda se derrumba. Una tercera vía es necesaria”. Y lo hace el día previo a las elecciones municipales en España. Justo antes de la debacle del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, y cuando la plaza de la Puerta del Sol, en Madrid, y otras decenas de ciudades han sido tomadas por jóvenes indignados frente a las viejas prácticas políticas y los vínculos del sector financiero y la política. Jóvenes que se hartaron de ser excluidos, jóvenes que no quieren ya que el mercado siga decidiendo por ellos y, sobre todo, que no tengan ninguna opción de presente, peor de futuro. Acogiendo el llamado de Stéphane Hessel (único sobreviviente de los que redactaron la carta de los derechos humanos de Naciones Unidas) en su libro ¡Indignaos! (de apenas 32 páginas), no solo es un contundente manifiesto ético-político, sino también un llamado a los jóvenes a dejar el conformismo y la apatía. Los jóvenes, efectivamente, se indignaron y se volcaron a las calles para con un ¡Basta ya! exigir que la crisis la paguen los culpables y no los ciudadanos. El llamado es a cambiar el modo de hacer política; ¡Democracia real ya! , y proclamar, a través de un grito mudo, que no se sienten representados por los dos partidos mayoritarios en España, el PP y el PSOE.
Los carteles reflejan la esencia del movimiento: “Hay noches en que todavía sueño” o “Lee más”, nos dejan entrever el carácter civil y ciudadano de las manifestaciones que de inmediato se extendieron por toda España y algunas ciudades europeas. Movimiento que se trasladará a los barrios y las comunidades para crear una plataforma ciudadana activa y participativa.
Pero, ¿qué tiene que ver este movimiento o con Ecuador?, pues que debe servirnos de lección en la medida que también debe indignarnos esas mismas viejas prácticas políticas que todavía algunos se empeñan en preservar.
Debemos indignarnos ante la hipocresía política y los vínculos de grupos económicos, partidos y medios de comunicación. Pero, además, debemos exigir mayor colaboración y la creación real de movimientos y colectivos que generen espacios reales de participación y de decisión. Alianza PAIS, por ejemplo, debería tomar nota (más aún cuando su secretario ejecutivo, Galo Mora, coincidentemente, vivió esos días en España), e iniciar un proceso de apertura y acercamiento con jóvenes (y no tan jóvenes) que puedan evitar que se reproduzcan esas viejas prácticas, en donde los ciudadanos y ciudadanas son tomados en cuenta solo para llenar plazas o acompañar al Presidente. Seguro el Peky todavía sueña y, por tanto, todavía cree, como muchos ecuatorianos, que ese cambio es posible. Para que así sea, no nos conformemos, ¡indignémonos!