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El Telégrafo

Hacia una nueva humanidad de todos, lo que sí importa es la felicidad de todos

03 de septiembre de 2011

Es un concepto tan simple como complejo. Un concepto que, en el fondo, lo entendemos todos, lo quisiéramos todos, pero que es tanto difícil de aceptar como de defender por tantas razones. Es un concepto que entendemos, es la solución para la vida, pero que ejecutarla despierta nuestros demonios personales.

No debería importar el nombre que tenga la nueva sociedad, si proporciona la felicidad  de todos, si elimina los extremos de la insultante riqueza y la vergonzante pobreza. No debería importar que el nuevo contrato social de convivencia se llame nuevo socialismo, socialismo del siglo XXI, sociedad del buen vivir, sociedad del bienestar de todos, la nueva humanidad, la nueva era, la sociedad autogestionaria,  sociedad alternativa, sociedad postcapitalista, comunismo, etc., si corrige las fallas estructurales,  errores del pasado e injustas situaciones que han existido en las diversas sociedades hasta el presente. Estados Unidos y Europa están en situaciones decadentes e insostenibles, obligados a reducir sus indicadores de bienestar, para mantener los excesivos privilegios de grupos minoritarios, pero muy poderosos.

Debemos reconocer y afrontar lo que sí importa: la supervivencia de los seres humanos y de la vida del planeta, que se encuentra amenazada por la sobreexplotación humana y ambiental. Que se reconozca y se cumpla que todo ser humano tiene igual valor y dignidad, y no que las personas, pueblos, culturas y civilizaciones sean bombardeados, invadidos y masacrados en nombre de la libertad, bienestar y felicidad de otros y pocos. Lo positivo es la existencia del equilibrio y armonía entre los diversos aspectos y niveles de la persona, la sociedad, la naturaleza y el  universo.

Buscamos y queremos que exista “el buen vivir”. Entonces hay que querer y buscar la felicidad de todos, comenzando con ser un genuino,  real ejemplo positivo: pensar, sentir, imaginar, visualizar y practicar la honradez, la tenacidad, la innovación, la solidaridad, la justicia, la paz, el amor, la armonía y respeto en las relaciones personales e interculturales.

Lo que sí importa es la felicidad de todos.

Lo que sí importa es que la cualidad o valor que destaca en la singularidad de cada persona sea desarrollado al máximo, reconocido y valorizado por los demás. Que se encuentre siempre al servicio de la comunidad. 

Se requiere que cada uno aporte lo mejor de sí mismo, en la construcción  de la nueva sociedad, que debe producir la felicidad de todos.

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