Entre el 5 y 6 de febrero de 1995, el Ecuador escribía su segunda y última página de gloria hasta el día de hoy para el automovilismo de nuestro país, en las míticas 24 horas de Daytona, que junto a las 24 Horas de Le Mans y las 12 Horas de Sebring son las 3 competencias de larga duración más importantes del mundo, cuando Henry Taleb y su servidor lográbamos el 2do. puesto de nuestra categoría, la GTS- 2, es decir autos de Gran Turismo de hasta 3.000 cc., y el 6to. lugar en la clasificación general.
Fueron 4 las participaciones que Henry y mi persona tuvimos juntos en Daytona, y la del año 95 fue en la que mejor resultado conseguimos a bordo de nuestro Nissan 240 SX, un auto ex oficial de fábrica, por lo tanto apoyados por el equipo mecánico de la Nissan Motorsport.
Si bien Henry ya había logrado anteriormente un 3er. puesto en el Miami Grand Prix en 1991, tanto para él como para mí, este segundo lugar conseguido en Daytona fue sin duda uno de los momentos más memorables en nuestras respectivas carreras deportivas, debido a que nadie (entre la prensa especializada y nuestros rivales) ”daba nada” por nosotros antes de empezar la carrera.
Éramos unos “desconocidos ecuatorianos”, que simplemente veníamos a competir con un buen carro, ¡pero nada más! No obstante, apenas empezaron los entrenamientos y nuestros tiempos por vuelta comenzaron a aparecer al tope de la clasificación, a su vez poco a poco empezamos a ser considerados como protagonistas.
Tanto así que nuestro director de equipo Bob Leitzinger nos sugirió incorporar junto a nosotros como pilotos al neozelandés Rob Wilson, múltiple campeón en varias divisiones, y al norteamericano John Fergus, vigente campeón en aquel entonces de nuestra categoría GTS- 2 y que se había quedado “sin volante” al fundirse el motor de su Porsche (oficial de fábrica) en los últimos entrenamientos antes de iniciar la carrera.
Es decir, ¿qué mejor termómetro para compararnos a nivel internacional luego de haberlo ganado todo en nuestro país que con estos dos “tremendos” pilotos? ¡Y la verdad es que no desentonamos en lo absoluto!
De hecho, a un ritmo de conducción muy parejo entre los 4 llevamos el Nissan hasta el 2do. puesto luego de que incluso estuvimos liderando la competencia en la madrugada del domingo.
Desafortunadamente tuvimos un fallo eléctrico alrededor de las 03:00 de la mañana cuando yo precisamente le entregué el auto a Rob Wilson.
Al querer reintegrarse Rob a la carrera, luego del abastecimiento de rutina (repostaje de combustible y cambio de llantas) el motor no encendió; y hasta encontrar el daño perdimos 3 minutos, 3 minutos que a la final resultaron ser la diferencia entre el 2do. puesto y la victoria, ya que nosotros perdimos la carrera por una vuelta, lo cual en carrera de larga duración es como perder por un segundo en una competencia de sprint; una vuelta de algo más de 2 minutos, 2 minutos que frente a los 3 que perdimos detenidos en pits por ese problema técnico significa que hoy quizás estaríamos recordando otra cosa: un triunfo histórico.
De todos modos, el 2do. puesto no deja de ser una hazaña para nosotros como pilotos y para el automovilismo ecuatoriano, ya que para comprender un poco mejor que significado tiene este lugar en las 24 Horas de Daytona, en términos futboleros es como haber obtenido el vicecampeonato en un mundial de fútbol, ni más ni menos...
Además, como dato anecdótico, en aquellos días de febrero 95, estábamos en pleno conflicto del Cenepa en el Perú, por lo que nuestro “triunfo” en Daytona tuvo un importante efecto en la moral de todos los ecuatorianos.
Posteriormente, tuvimos otros dos 2dos. puestos en las 12 horas de Sebring en 1995 y 96, pero eso es otra historia que también la reviviremos en su momento. ¡Hasta pronto!