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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Hablando de elecciones

26 de diciembre de 2015

Últimamente se han realizado comicios en Argentina, Venezuela y España. En un mundo cada vez más globalizado, en el cual los efectos de acciones en regiones aparentemente lejanas repercuten para todos, la importancia de las citadas es mayor por nuestra vecindad geográfica con las primeras y por los nexos históricos con las tres.

Los resultados del proceso eleccionario argentino fueron, sin duda, sorpresivos. Por un estrecho margen triunfó el candidato neoliberal, cuyo programa empieza a cumplirse en forma acelerada. Macri no ocultó su proyecto; la liquidación del ‘cepo’ estuvo anunciada bajo el disfraz de liberación de las condiciones impuestas para la obtención del dólar. En realidad se trata de una macrodevaluación con fuerte impacto en el costo de la vida.

El nuevo mandatario gobierna por decreto, incluso violando la ley en la designación de jueces, todo ello bajo la mirada benévola de la gran prensa encabezada por el grupo Clarín. Ya se anuncian las primeras marchas de protesta, inusitadas por el corto lapso transcurrido, anuncio de la dura lucha que las fuerzas populares deberán desarrollar en defensa de las conquistas sociales conseguidas durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

El caso de Venezuela es más grave. Aunque es evidente que su gobierno ha soportado un ataque sistemático desde hace algunos años, incluyendo un golpe de Estado y  una conspiración abierta  y permanente,  en la cual la derecha ha utilizado todas las armas: asesinatos, violencia callejera,  desabastecimiento, rumores negativos, ataque mediático a nivel nacional e internacional, los últimos comicios constituyen un fuerte llamado de atención para corregir rumbos y reforzar la organización política, reconociendo errores y mejorando tácticas y estrategias. Confiemos en que el pueblo de Bolívar y Chávez reencontrará el camino.

En España, aunque el Partido Popular logró 126 parlamentarios, está lejos del número -176-, que le permita formar gobierno. La sorpresa la dio Podemos, que obtuvo 69 curules. Es curioso constatar cómo la televisión internacional española, durante toda la campaña, trató de minimizar las posibilidades de la agrupación de Iglesias. Al conocer los resultados, los comentaristas anticipan criterios en cuanto a la necesidad de propiciar un acuerdo del PP con el PSOE  y Ciudadanos, insistiendo en marginar al sector de izquierda que ha logrado éxitos en Cataluña, el País Vasco, las Islas Canarias y honrosas votaciones en todo el país.

¿Terminó la era de la alternancia entre el PP y el PSOE? Al parecer el pueblo hispano quiere dejar atrás la corrupción compartida entre los dos partidos mayoritarios, así como los estragos de sus administraciones, durante las cuales se ha incrementado la pobreza, el desempleo, el recorte de las conquistas sociales, en un entorno de insoportable inequidad, que al tiempo que registra los desahucios de familias humildes, celebra el incremento ofensivo  de la riqueza en un muy reducido sector de la población.

Vientos de cambio corren en la patria de Machado y Lorca. (O)

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