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El Telégrafo
José Velásquez

Guayaquileños de papel

13 de abril de 2020

Ese domingo 24 los guayaquileños se encontraron con una papeleta que tenía 17 nombres. Una aparente declaración de amor múltiple y un récord de candidatos a la alcaldía. Pero una cosa es decir que se ama y otra cosa es demostrar ese amor. ¿Dónde están ahora esos postulantes que estaban dispuestos a sacrificarse por el río y el estero? ¿Cuántos se pusieron a las órdenes del municipio, del gobierno o de alguna organización de ayuda?

Me pregunto dónde están la “Fuerza de los Pobres”, la hermana Pierina y los falsos mesías acostumbrados a pedir el voto. Disparan a mansalva, pero no veo aplicadas ni las soluciones ni la voluntad cívica que siempre dijeron tener. Restan mucho y suman poco porque el oportunismo electoral y la desinformación no nos da nada, sino que nos quita.

Es comprensible que muchos guayaquileños tengan una postura conservadora por precaución médica y se entiende que cada uno aporta lo que puede desde lo intelectual, lo económico o lo logístico. El problema es con los que próceres perdidos en acción. No dudo del guayaquileñismo de Nebot pero me pregunto si el cálculo político le impidió intervenir antes.

Llamé a la Fundación Cruzada Nueva Humanidad: dos de los números que figuran en el sitio de internet están desconectados y en el tercero no contestan. Su última publicación en redes corresponde a octubre. Ojalá sea la jubilación del también inaccesible y desactualizado Alvarito.

Me hubiera gustado ver a los asambleístas guayasenses formando un frente común para romper la inercia del Legislativo, pero algunos ni siquiera participan de los debates a pesar de estar a buen recaudo en la comodidad del hogar. El votante debe tener en cuenta este vergonzoso ejercicio de quemeimportismo y mezquindad.

Quizás la labor de la alcaldesa no se lleva los aplausos. Seguramente el vicepresidente intervino a destiempo y a lo mejor Wated y Guschmer tienen demasiado peso encima. Es verdad que Lasso tiene una segunda agenda. Pero reconozco en ellos ese corazón guayaquileño que quisiera ver en todos los servidores públicos y políticos nacidos en esta ciudad.

El Guayaquil sobreviviente tiene que levantarse sobre las cenizas del desengaño electoral y aprender a identificar el amor falsamente jurado del amor demostrado en medio de la adversidad. (O)

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