El médico Alejandro Giammattei fue electo Presidente de Guatemala tras 3 intentos fallidos, en un proceso electoral con un ausentismo del 65%. Lo vi en una entrevista de CNN con el agresivo Fernando Del Rincón, quien casi lo acorraló con los temas candentes de ese país: la imposición migratoria de Trump y el legado de corrupción de su antecesor Jimmy Morales y de casi todos los mandatarios anteriores. Parece que los ciudadanos guatemaltecos piensan que es más de lo mismo, con una mayor tendencia hacia la centroderecha.
A finales de 2006 se crea la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) mediante un acuerdo firmado con las Naciones Unidas, modelo que de alguna manera lo quiere también en Ecuador una parte del electorado, pero al cual el Gobierno ecuatoriano ha sido renuente de implementarlo.
De hecho, el presidente que concluye su período en Guatemala, Jimmy Morales, dio por terminado este acuerdo en enero de este año y parecería que Giammattei no piensa renovarlo, pues aduce que solamente ha servido para perseguir selectivamente a algunos políticos corruptos, pero ha dejado intacto el sistema de corrupción imperante.
La Cicig fue establecida como un órgano independiente de carácter internacional, cuya finalidad era apoyar al Ministerio Público, la Policía Nacional Civil y a otras instituciones del Estado, tanto en la investigación de los delitos cometidos por integrantes de los cuerpos ilegales de seguridad y aparatos clandestinos de seguridad, como en general en las acciones que tiendan al desmantelamiento de estos grupos.
El siglo 20 se caracterizó por las confrontaciones ideológicas entre la democracia, el fascismo y el comunismo; mientras que el siglo 21 está definido por el tema mundial de la corrupción. Ahora se considera legítima la democracia en mayor o menor grado y al menos pretendemos tener elecciones libres. Sin embargo, lo que distingue a los sistemas políticos es el nivel con que las élites que rigen nuestros países buscan servir a la mayoría de la gente o simplemente enriquecerse.
Y aquí hay gran diferencia entre Venezuela, Nigeria, Rusia y otros muchos países, con gobiernos afectados por alto grado de corrupción; comparados con Noruega, Japón o Gran Bretaña. Es imperativo entonces, no solamente perseguir a los corruptos, sino acabar con el sistema corrupto. Inmensa tarea que es un proceso de educación y cambio cultural. (O)