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El Telégrafo

Grecia y Latinoamérica

27 de junio de 2011

Grecia está presionada tanto por Europa como por el FMI para obligar al Parlamento a que se adopte un plan de austeridad económica (deberá votarse el 28 y 29 de junio), al que ha cedido el gobierno “socialista” para evitar la bancarrota del país.

Europa y el FMI van al “rescate” de Grecia, ante el riesgo que correría el euro y la economía europea. Sólo harán desembolsos de nuevo dinero si el país aprueba un “plan” que incluye: severos recortes del gasto público, revisión y disminución de salarios, privatizaciones en el Estado y aumento de impuestos. Todo ello bajo el supuesto de que el “mercado libre” sorteará la abismal crisis financiera griega.

¡Pobre Grecia! Víctima de la deuda y de la doble moral de los financistas europeos y la persistencia “neoliberal” del FMI.

Es que América Latina ya vivió los mismos condicionamientos “neoliberales” en las pasadas décadas. Actuó en la región el FMI para imponer programas de ajuste aceptados por gobernantes latinoamericanos prisioneros del capital transnacional y de los supuestos de que el mercado libre, el retiro del Estado, las privatizaciones y la hegemonía de la empresa privada traerían crecimiento económico con bienestar social.

Los programas fondomonetaristas convirtieron a Latinoamérica en la región más inequitativa del mundo, con economías empresariales en auge, pero condiciones sociales y laborales en desgracia. En Ecuador el modelo empresarial de desarrollo acompañó a la desinstitucionalización del Estado, la consolidación de una clase política irresponsable, la relativización de la soberanía económica y, sobre todo, el deterioro de las condiciones de vida, una emigración masiva, crecimiento del desempleo y el subempleo así como precarización y flexibilización del trabajo.

La experiencia latinoamericana debiera tomarse con seriedad mundial. Incluso los gobiernos latinoamericanos que decidieron romper con los postulados neoliberales y definieron políticas estatales y sociales para regular la economía y promover el buen vivir, son los que han demostrado la validez de una vía histórica distinta. Contra ellos enfilan la propaganda internacional y los sectores del antiguo poder.

Pero lo sucedido con Grecia también debiera alertar contra las presiones para suscribir en Ecuador un TLC con Europa, pues ha quedado claro que los financistas del viejo continente persisten en las recetas aperturistas y privatizadoras que tan amargas experiencias trajeron a Latinoamérica.

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