Al II trimestre/2011 la tasa de crecimiento fue de -7,3% y la de desempleo 16,3% lo que muestra que Grecia sigue en recesión. Las autoridades han anunciado que solo reducirán el déficit al 8,5% del PIB (meta 7,4%), la contracción será -5,5% y la deuda llegará a 170% del PIB en este año.
El gobierno tomó medidas para recibir 8.000 millones del primer paquete de rescate. Estas son recesivas y provocan la reducción de los ingresos fiscales, que no permitirá el pago de la deuda, estando al borde del default. El peso está en el ajuste y no en la reactivación.
En un artículo que escribí, a mediados de julio/2011, señalé que no se quiere reconocer que la deuda, en las actuales circunstancias, es impagable y más bien se están aplicando paños tibios y ajustes insostenibles. Los 17 países de la zona euro están aprobando el incremento del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera que permitirá recapitalizar a los bancos.
Se discute la reducción del valor de la deuda griega, extensión de su plazo y la CE plantea un impuesto a las transacciones financieras. Incluso el BCE ha ofrecido créditos de emergencia a los bancos. Se está reconociendo que Grecia no podrá pagar su deuda a menos que las condiciones de esta cambien.
Señalé que la nueva propuesta se está acercando al Plan Brady, aplicado en la década de los ochenta, que consistió en una reestructuración de la deuda reduciendo su valor y servicio, una extensión del plazo y financiamiento adicional. Esto implicará una pérdida parcial para los tenedores de bonos (bancos alemanes, franceses, españoles, griegos, etc. y BCE).
Se perderá un dedo y no la mano. So pena de caer en default, que pondría en peligro la estabilidad financiera y continuidad del euro, la UE se verá obligada a una reestructuración de la deuda griega (el plan B), sobre todo por salvar a los bancos europeos tenedores de bonos griegos.
La situación se torna más complicada con la rebaja de la calificación de 8 bancos griegos por Moody’s alegando deficiencias en la emisión de bonos griegos por el gobierno y la reducción de depósitos. La incertidumbre y las expectativas por el posible default llevan a los agentes económicos a preservar sus activos y bienes.
La misión imposible de Grecia es pagar la deuda con las condiciones actuales, no caer en bancarrota y recuperarse. Por ello, aplicará el plan B y otro paquete de rescate. No tiene otra opción.
El ajuste recesivo, que reduce el nivel de vida, está golpeando a jóvenes, desempleados, trabajadores y jubilados. Los sindicatos y los indignados realizan paros, huelgas y protestan contra el deterioro del estado del bienestar.
La lección que deja Grecia es que los políticos irresponsables, los banqueros ávidos y los organismos internacionales aliados pueden poner en peligro a un país y a su pueblo; pero, por otro lado, surge el movimiento de los indignados y de la gente para frenar los intereses del capitalismo salvaje.