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El Telégrafo

Grecia insólita

03 de julio de 2011

En el acreditado programa Kiosque, de la TV francesa, que congrega semanalmente en París media docena de periodistas de la prensa internacional ­­para confrontar ideas sobre temas de actualidad, el domingo pasado se debatió la crisis griega. Una periodista brasileña puso el dedo en la llaga al informar que la Constitución griega exonera del pago de impuestos a los armadores y que solamente un 14% de la población paga impuestos.

En busca de confirmación sobre tan insólita denuncia encontré que, en efecto, en un país que tiene la flota mercante más grande del mundo¸ los armadores están exentos de pagar impuestos, no solo debido a una antigua ley de 1967, bajo la sanguinaria dictadura de los coroneles, 1967-1974, sino a causa de la Constitución. Un Olimpo como para que nuestro magnate Noboa, reacio a pagar sus impuestos al SRI, se haga griego.

Según las estadísticas del Ministerio de Economía griego, sin embargo, el 40 por ciento de los helenos abonaron en 2009 sus correspondientes impuestos a la renta. Pero el mismo Gobierno admite que los trabajadores y los jubilados son casi los únicos que pagan impuestos. 

Un periodista sostiene que si hubiese que definir el modelo macroeconómico griego durante más de una centuria podría decirse que no solo se fundamentó en el permanente déficit fiscal y la manipulación fraudulenta de los índices oficiales, sino que tamaña ficción se sostuvo en el clientelismo y prebendas por parte del poder político de turno a sus “sostenedores”.

La solución adoptada por el Parlamento es de carácter monetarista impuesta por la UE y el FMI, de corto plazo, en vez de enfrentar el toro por los cuernos como se hizo en Islandia o se ha hecho en América Latina, recurriendo a reformas estructurales que comienzan con el no al pago de la deuda y reformas constitucionales, en vez de privatizar los bienes estatales e imponer paquetazos a los trabajadores. Estos indignados protestan exhibiendo pancartas, ¡NO PAGAMOS! en griego moderno. Estamos y seguiremos en huelga.

El verdadero problema en Grecia es la evasión fiscal legal; el Gobierno debería recurrir, para cubrir el déficit presupuestario, a una estricta reforma fiscal mediante impuestos a los banqueros, propietarios de buques y a los ricos, y no haciéndole pagar los platos rotos a los trabajadores. Es lo que se esperaría de un gobierno socialista en la época terminal del capitalismo. ¿Para qué contribuir a prolongar su agonía, si se reconoce que la crisis es producto de la política de un capitalismo cleptocrático?

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