El dato más conmovedor de Ecuador es que de cada tres personas económicamente activas, una es emprendedora; el dato más desgarrador es que del cien por ciento de emprendimientos, solo sobreviven el tres por ciento.
La lógica tras esos números es que en Ecuador el empleo formal nace de las empresas y emprendimientos, existen muy pocos casos en los cuales una persona natural tiene la capacidad de crear empleo formal sustentable.
Ahora, entendamos el ecosistema ecuatoriano empresarial. En Ecuador, el porcentaje de gran empresa es el uno por ciento de la totalidad de la empresa, y este pequeño porcentaje se lleva el cincuenta más uno de la venta total de servicios y productos en el país, es decir, casi toda la facturación se centra en pocas empresas.
Con esto en mente, analizamos el sistema regulatorio y tributario ecuatoriano, sumemos la inseguridad, más el sistema de créditos accesibles -los bancos nacionales hacen extremadamente fácil acceder a un crédito de consumo de casi dieciocho porciento de interés anual; y, los productivos con tasa más baja son casi inaccesibles por la burocratización del acceso-, esto sumando a un sistema de paternalismo mentiroso ecuatoriano que mantiene a raya las inversiones extranjeras con la idea de “proteger lo nuestro”. Bueno, lo nuestro lo tiene el uno por ciento que amasa casi todo el mercado.
Bajo esta premisa, escuchamos de la política que el plan es matarse entre los -ismos- y los -antis- cuando lleguen al poder; sin embargo, Ecuador tiene una de las tasas de desempleo formal más altas de la región, una facturación y pago de impuestos “histórica” que representa no la fortaleza de la creación de riqueza y oportunidades, sino el efectivo trabajo de la autoridad tributaria para recolectarlos con la amenaza de multas, cobros coactivos y cárcel -en ciertos casos-.
Sin embargo, de esto, según datos de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, el ecuatoriano le sigue apostando a la innovación y creación de empresas, en el año 2022 se crearon diecinueve mil seiscientos un empresas en el país, esto se debe a que existe herramientas legales para hacer más rápida la creación e iniciar a reportar ventas. El fantasma del cierre se mantiene latente, pero nada que reprocharle al ciudadano, a usted, que sigue creyendo que esto puede cambiar.
Las promesas de nuevos aires y cambios en estas guerras falsas de ideologías endebles ante la aparición de empresas políticas y la desaparición de partidos políticos, nos tienen atontados y en constante batalla en las mesas de discusión de los domingos en familia.
La pregunta es: ¿quién propone un cambio en la economía eficiente?, por el momento nadie de quienes manejarán el país; pero eso no es menos cierto que, quienes están movilizando capital de riesgo y trabajando incansablemente para cambiar esto, sin que nadie lo note, es el emprendedor y el empresario extranjero que aún cree en el país.
La esperanza de Ecuador reside en la generación de empleos que está generado, por encima de las circunstancias, el emprendedor ecuatoriano, que tiene que ser resaltado, que tiene que ser observado, que es la representación máxima de la fuerza de este país.
Señores candidatos a la presidencia de la República, una vez más: ¿qué va a hacer para evitar la muerte de valientes?, como siempre, espero sus urgentes noticias.
Y a usted, amable lector que es emprendedor: gracias por levantarse a las cuatro de la mañana para planificar vender sus cosas por redes sociales; gracias por amasar el pan con una cara feliz pintada; gracias por las costuras de sus camisetas que las vende como puede; gracias por inspirarse en la sonrisa de sus hijos para seguir vendiendo; gracias por caminar largos y peligrosos caminos para entregar su producto; gracias por secarse las lágrimas todos los días de la preocupación, poner la mejor sonrisa, y seguir vendiendo, no se rinda, nunca se rinda.
Gracias emprendedor.