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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

La gloria y la indignidad

04 de junio de 2019

Carapaz es la gloria. Nadie nos lo contó; lo vimos, lo gritamos, nos emocionó. Richard Carapaz ante los ojos del país: pedalear y sudar, llegar primero a la meta y ser nuestro campeón.

Ante el país queda el ejemplo de un deportista esforzado, disciplinado, que puede llegar a cumplir sus metas altas. Un hombre que se supera a sí mismo, rompe sus límites, se impone duras metas y las cumple. Nos enseña a cumplir. Ese significado importante que tiene en la vida el cumplir.

Qué importancia tienen en la vida y en nuestros triunfos: la sencillez, la ausencia de poses, la cordialidad, la sonrisa franca y directa. Carapaz, su corazón sencillo de ser bien criado: la humildad de su vida campesina, entre vacas y bicicletas. Mientras festejamos a Carapaz, al mismo tiempo, otra victoria ante la sociedad: la prisión de Alexis Mera.

La victoria de Carapaz es la victoria del esfuerzo, del honor y la gloria. La prisión de Mera y los grilletes a la Sra. Duarte son triunfos de la sociedad sobre los corruptos y la corrupción.

Los dos eventos, casi uno cerca del otro, revelan dos procesos que reflejan el hambre del país y de los ecuatorianos para dar paso de la vergüenza y el oprobio de la política y lo político a la dignidad de los triunfos como un ejemplo justo de moralidad y decencia.

La gloria de Carapaz y la desvergüenza de Mera. Toda su vida Carapaz exhibirá su triunfo como resultado de su entrega por ser mejor. Pero Alexis ya no exhibe su descaro correísta de ser dueño de la justicia, ha pasado de presionar a los jueces a ser un reo de sus propios actos ilegales.

El gran Alexis gritando desaforado por las aplicaciones de garantías judiciales, que nunca las dio ni las consideró cuando se exhibía poderoso estando al servicio del jefe de la banda de ladrones que gobernaron el país y que hoy están pagando sus abusos y delitos.

Gracias, Richard. Gracias, fiscal Diana Salazar, está naciendo una nueva patria y ustedes nos están ayudando al parto. Festejemos. Hay motivo para festejar. Un ecuatoriano de oro nos ha traído oro como premio a su esfuerzo.

Una fiscal patriota y sencilla, la Dra. Diana Salazar, nos está dando ejemplo de independencia de funciones; de mujer incorruptible con temple de acero. No tema, Sra. Fiscal, a usted el amor del pueblo la protege. Gracias, Richard. Gracias, Dra. Salazar. (O)

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