Por la dinámica que ha impuesto la actual situación en las administraciones públicas del mundo, a través de la digitalización de los trámites y de la necesidad de cumplir ciertas actividades a través del teletrabajo o trabajo en casa, las formas de organización y sus procesos se han modificado de forma veloz e ineludible.
Los cambios que parecían lejanos se han vuelto más intensos y rápidos en las organizaciones públicas. Se verificó que el Estado no puede estar ausente en salud, educación, seguridad social y, principalmente, en el trabajo. Es por esta realidad que la educación universitaria y profesional debe poner énfasis en una filosofía de formación que se destine a poner énfasis en la importancia de lo público como variable para el bienestar de la sociedad y de los Estados. No se puede trabajar con prácticas en la formación que coloquen el lucro o la utilidad como única razón para ser un profesional de éxito.
Por otro lado, es imperioso una mayor regulación y participación de la sociedad organizada para cuidar de los recursos del Estado y parar frenar cualquier indicio de corrupción en la gestión pública. Se observa lamentablemente que las instituciones que imparte justicia en el Estado requieren de una mayor vigilancia social y profesionalismo.
La administración pública necesita reconfigurarse y actualizase aún más de forma científica. Este momento y en el futuro se requiere profesionales para lo público con conocimiento de prospectiva, que tengan la capacidad de estructurar los problemas y dar soluciones inmediatas.
La gobernanza de los datos se percibe que, cada vez más, es una necesidad para gestionar lo público al igual que la capacidad analítica de los sistemas de información. Es necesario que las instituciones del Estado trabajen en conjunto con los centros que producen conocimiento para que puedan decidir de forma adecuada los líderes de gobierno.
Las tareas que debemos cumplir como sociedad y como gobernantes son ineludibles ante los que estamos viviendo o sino la noche será más larga y triste para nuestro país. No podemos continuar siendo testigos mudos, hay que ser protagonistas, para cuidar el futuro de nuestros hijos. (O)