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El Telégrafo
Anabel Hernández

Genaro García Luna planeó matarme

13 de diciembre de 2019

Hace dos meses, funcionarios del Gobierno de EE.UU. me contactaron. De acuerdo con las investigaciones que estaban realizando, habían comprobado que Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública Federal de 2006 a 2012, durante el sexenio del presidente Felipe Calderón, había orquestado un plan para asesinarme en represalia por mi trabajo de investigación periodística sobre sus vínculos con el Cartel de Sinaloa.

Investigación que comenzó en 2006, hace 13 años, cuando el jefe policíaco era el hombre más cercano al presidente Calderón; era su brazo derecho, el que le susurraba al oído.

El domingo pasado, en Texas, García Luna fue arrestado por órdenes de un juez de la Corte Este de Nueva York. La misma que sentenció a cadena perpetua a Joaquín Guzmán Loera el “Chapo”, uno de los cabecillas del Cartel de Sinaloa. La noticia corrió rápidamente en los medios de comunicación del mundo.

Era la primera vez que un secretario de Estado del Gobierno de México era acusado formalmente de tráfico de drogas a EE.UU., recibir de $ 3 a $ 5 millones de sobornos del Cartel de Sinaloa, y de haber mentido al Gobierno estadounidense. Al menos le esperan 10 años de prisión.

García Luna era el funcionario público más poderoso de México en 2006 cuando inicié mis investigaciones. Incluso se decía que tenía más poder real que el propio presidente con un ejército de policías, de la Policía Federal, de más de 50.000 elementos. Yo revelé por primera vez su historial de corrupción y sus vínculos con el Cartel de Sinaloa desde 2008, 2009 y 2010.

Y a lo largo de los últimos nueve años, revelé los señalamientos de haber recibido sobornos del Cartel de Sinaloa, al igual que sus colaboradores más cercanos. Y a través de una investigación patrimonial que hice, descubrí propiedades con valor de millones de dólares que él tenía y que no correspondían a su salario, ni a sus ahorros, ni a su declaración patrimonial, ni la declaración de impuestos ni a los bienes de su esposa, Linda Cristina Pereyra.

Publiqué esa información en varios reportajes y cuatro libros. La razón de su rabia. (O)

* Tomado de la DW

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