¿Qué tienen en común? Nuestro archipiélago localizado a 972 kilómetros de la costa ecuatoriana es muy diferente a las ruinas incaicas peruanas a 2.400 metros de altura.
El pasado carnaval fui a la isla San Cristóbal y su Puerto Baquerizo Moreno, capital del Archipiélago de Colón nombre oficial de esta provincia; esta Semana Santa visité el Cusco, el Ombligo del Mundo en quechua, capital del antiguo Tahuantinsuyo y las imponentes ruinas de Machu Picchu rodeadas por colosales montañas.
Muy diferentes parajes, pero muy similares al mismo tiempo. Los dos son ya patrimonios de la humanidad. Machu Picchu es una de las maravillas del mundo y muy pronto lo serán nuestras Galápagos.
Precisamente por eso son los más famosos centros del turismo mundial.
A las islas llegan diariamente tres vuelos nacionales a los dos aeropuertos de Baltra y San Cristóbal; varios cruceros acoderan en sus puertos y cientos de veleros y yates particulares fondean en sus aguas. Galápagos es el punto de buceo más importante del mundo y destino obligado del turismo de aventura. Con un severo sistema de control, miles de turistas disfrutan de su belleza. Sus casi 25 mil residentes trabajan en turismo.
Cusco con s, como lo escriben los peruanos, tiene un aeropuerto internacional que recibe unos dos mil viajeros diarios. Sus 400 mil habitantes viven del turismo que es atraído por Machu Picchu, descubierto en 1911 por Hiram Bingham; así como por el Valle Sagrado de los Incas y otras reliquias arqueológicas de la zona es ahora el principal ingreso de este departamento y aporta unos 500 millones de dólares al año al Gobierno peruano, que es casi el doble de lo que generan las Galápagos en Ecuador.
La industria hotelera, restaurantes, los medios de transporte y los servicios se han desarrollado ordenadamente en estas dos diferentes regiones.
Del Cusco a Machu Picchu hay 110 km que se los recorre en forma precisa y muy profesional en vehículos que sortean las estrechas calles y trepan las escarpadas rutas de la montaña. Y merece una mención aparte el lujoso sistema de trenes del Perú e Inca Rail que son parte del viaje.
Por donde se mire en Galápagos y en Machu Picchu parece una postal. Cada paisaje escénico es una delicia para la vista.
Pero lo que más agrada al visitante de estos dos destinos viajeros es la cortesía de su gente, su amable atención y servicio y, sobre todo, la ausencia de delincuencia y violencia tan común en nuestros lares.
Ecuatorianos y peruanos de Galápagos, Cusco y Machu Picchu han desarrollado una cultura de preservación de su gran fuente de riqueza.
Es un ejemplo para el resto de conciudadanos de sus respectivos países y para el mundo.