La digitalización de la administración pública, a nivel del gobierno central, de los municipios, es una realidad que se ha presentado a fuerza de las circunstancias. Para que tengamos una idea, se estima que antes de la pandemia existía entre el 30 y 35% de las actividades de la gestión pública se encontraban automatizadas, en esta época seguramente este porcentaje se duplicó y en algunos casos se incrementó mucho más.
Con medidas de distanciamiento social y el riesgo recurrente que genera la pandemia de covid 19, se impuso una nueva perspectiva a la rutina de los ciudadanos que demandan servicios públicos digitales y remotos, además de acelerar la inserción de la tecnología en la gestión pública en todo su ámbito, integrando y modernizando el sistema. Se comprobó también que cuando se cambian las relaciones sociales se modifican las relaciones institucionales.
En el contexto actual, la pandemia ha acelerado esta percepción y está provocando que los organismos públicos busquen simplificar el servicio a la población y sus servicios internos a través de soluciones tecnológicas, ahora se requieren armonizar estos cambios en los procedimientos, normativas y estructuras organizacionales.
Se verificó que gran parte de los servicios ahora se pueden ejecutar de forma digital, desde una simple consulta de un proceso, trámite, hasta el pago de un servicio, impuesto, que directamente se lo hace desde un celular, sin intervención humana, contraseñas, filas o procesos que son innecesarios.
El retraso en este cambio está precisamente en la cultura del servicio público y principalmente de los organismos de control que documentan las instituciones del Estado. Se requiere ya modificar las culturas organizacionales del control y de las jerarquías innecesarias. La necesidad de trabajar en armonía entre países y con otras administraciones públicas presiona, hoy más que nunca, disponer de mayor agilidad de la gestión del Estado.
El futuro de la gestión pública es cada vez más digital, pero lo que falta en este momento es unificar todos estos servicios y herramientas de forma sistémica y segura, ofreciendo servicios tanto a la ciudadanía, como a los gestores públicos, de forma sencilla, práctica y, en particular, consolidado, para que la maquinaria pública sea entendida como un cuerpo único.
Además, de esta nueva cultura que se creará en el segmento público, lo que el país necesita a partir de ahora, es una infraestructura adecuada para los 221 municipios y 24 gobiernos provinciales, para que tengan una conexión de alta calidad y puedan interactuar con el gobierno central, entre estos entes y la población de una manera cada vez más transparente e integrada. Hay la necesidad de construir algoritmos confiables y que no dependamos de plataformas digitales que nos son nuestras.