Existe una vieja idea que ronda alrededor del balompié mundial, se ha dicho que es el opio de los pueblos, recuerdo la frase porque en tiempos de mundial se pone en boga el debate sobre pelotas, botines, alineaciones, tácticas, goles y por supuesto sobre el fanatismo que provoca la entrega apasionada de las masas, lo cual las hace particularmente más vulnerables.
¿En qué se parece el fútbol a Dios? se preguntaba Galeano el escritor uruguayo que, siempre quiso ser futbolista, pero no pudo porque jugaba muy bien solo cuando dormía, el “pobre” no pudo alcanzar sus sueños. La respuesta la esgrime en su Fútbol a Sol y Sombra: “…se parecen por la devoción que le tienen muchos creyentes y por la desconfianza que le tienen muchos intelectuales…” Habría que añadir otra semejanza, sus sedes terrenales, la FIFA y el Vaticano, son verdaderas escuelas de delincuencia organizada casi inexpugnables.
Los caudalosos recursos económicos que genera el espectáculo, han seducido desde siempre a quienes buscan poder y dinero, siendo el fomento del deporte y el famoso Fair Play, segundas y terceras prioridades, lógicamente porque donde está el vil metal, también aparece la posibilidad de la trampa y el engaño, verbigracia el caso del jugador Byron Castillo que tan solo es una pequeña muestra de un sinnúmero de vivezas (caso niños con bigote) y corruptelas, que se producen por la situación de pobreza extrema de ciertos sectores sociales sin oportunidades. Sobre este caso puntual, deberá correr tinta y caracteres en altas dosis, por el momento habrá que decir que, vamos al mundial con vergüenza. Hicieron bien en no convocarle al equipo de todos los ecuatorianos, seguramente para que el agua no se ensucie…más…
La corruptela ha hecho campeones a quienes no lo merecen, recordemos aquel vergonzoso partido de semifinales Argentina-Perú de 1978. El presidente del gobierno argentino de ese entonces, general Jorge Rafael Videla, según la mayoría de versiones, visitó el camerino de Perú minutos antes de iniciar el encuentro y habría amenazado a los jugadores “incas” y a sus familias con una oferta que implicaba el soborno o la vida. Luego se publicó que el gobierno argentino le “regaló” al peruano barcos de trigo y tildaron de antipatriota al comentarista peruano ‘Tito’ Navarro que lo hizo público.
En México 86, el gol con la “mano de dios” de Maradona futbolista extraordinario, pero pésimo referente como persona, hasta hoy es repetido como una genialidad por las televisoras del mundo, normalizando con ello, el maquiavélico axioma de que el fin justifica los medios.
El arquero chileno Roberto Rojas, se infringió un corte en la cara para llevar a su país al Mundial Italia 90, fue suspendido de por vida y terminó trabajando en el Brasil, país al que quiso estafar. Luego de unos años, invitado a la despedida de Iván Zamorano se reconcilió con los chilenos en el Estadio Nacional de Chile repleto, que le dedicó de pie una estruendosa ovación y lo perdonó por su fraudulento proceder, ahora frente al televisor, los chilenos se rasgarán las vestiduras, hasta quedarse sin su solitaria estrella.
Hace una década aproximadamente, 9 de 10 presidentes del fútbol sudamericano que, según los operadores de justicia, pertenecían a la estructura delincuencial de la CONMEBOL, terminaron con sus huesos tras las rejas, gracias a la intervención del FBI, por sobornos, en una trama vinculada a transmisiones de TV. Los ecuatorianos también tuvimos un representante, el tristemente célebre Luis Chiriboga Acosta sentenciado a 6 años de prisión por lavado de activos.
Por la obtención de las sedes mundialistas de Rusia 2018 y Qatar 2022, ya existen fundadas sospechas y serios indicios que dan cuenta de procedimientos oscuros en la FIFA de Platiní, otro genio del fútbol, para lo bueno y para lo malo, las investigaciones sobre almuerzos secretos en el Palacio del Eliseo, pronto arrojarán sapos y culebras, detalles que deberán esclarecer las verdaderas intenciones del anacrónico emirato en donde ,la falta de libertad, la violencia contra la mujer y la discriminación en todas sus formas son, escandalosamente, una rutina incuestionable.
Lo cierto es que el fútbol es pan y circo para la gente, aunque para la mayoría solo será circo sin pan, por la perversa fascinación que se le impone al planeta, durante un mes, un elemento distractor que siempre beneficia a las élites económicas y políticas, porque es el momento exacto para hacer cosas que, en tiempos normales, acarrearían una prolija atención. Los ingleses inventores del fútbol, pronto se dieron cuenta de la droga, para la masa, proveedora de diversión, entretenimiento y supresora de malos pensamientos en contra del status quo.
La pasión del fútbol es curiosa, nos aprestamos a gritar en un partido “no te mueras nunca negrito lindo” y al siguiente: “muérete ya! negro de mierda…” Una verdadera declaración de amor y fanatismo, un día héroe y al siguiente villano.
Finalmente debo confesar que, si yo tuviera el poder para eliminar el fútbol, sin duda lo haría, pero como no lo tengo, no lo busco y no lo quiero, lo practico todos los sábados y voy al estadio todos los domingos, ya en casa veré los resúmenes televisivos hasta la medianoche y durante la semana escucharé los comentarios radiales de Machtdeportes.
Se podría seguir escribiendo a favor o en contra, pero quien estas letras escribe, no tiene tiempo, está por empezar el partido Ecuador- Qatar y tenemos que ganar…