Fui uno de tantos miles de ecuatorianos aficionados al fútbol que se molestó profundamente cuando la saliente Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) contrató como técnico de la selección al señor Hernán Darío Gómez, “el Bolillo”.
Un acto de indelicadeza o mejor una sinvergüencería, el haber decidido su contratación cuando apenas quedaban cuatro meses para el término de funciones de la directiva saliente de la FEF.
Se ha argumentado que gracias al señor Gómez el Ecuador llegó por primera vez a un mundial de fútbol, al de Corea-Japón 2002. La verdad que atribuirle el hecho al entrenador es una ligereza. El gran “motivador” -Gómez-, supuestamente, logró quitarles el “complejo” a los jugadores para que puedan competir con confianza y lograran resultados inéditos.
La verdad es que al señor Gómez le tocó la feliz circunstancia de dirigir a una selección ecuatoriana dotada de grandes talentos, como nunca antes en su historia. Fue el conjunto de estrellas el que determinó el resultado: José Francisco Cevallos, Augusto Poroso, Iván Hurtado, Ulises de la Cruz, Álex Aguinaga, Édison Méndez, Jaime Iván Kaviedes, Agustín el “Tin” Delgado, entre otros.
Con este gran equipo Gómez dirigió en el mundial y perdió dos de los tres partidos. Sus actuaciones en Copa América, dirigiendo a Ecuador, fueron terribles. Actuó siempre con desdén e irresponsabilidad. El fútbol de Gómez ha sido carente de profundidad, un fútbol amarrete, sin ambición, buscando no perder y casi siempre ha perdido cuando se ha tratado de mundiales o Copa América.
El último torneo continental fue otro fracaso, suficientemente para que Gómez sea despedido. Quienes lo contrataron, a Carlos Villacís a la cabeza, le ofrecieron un sueldo de cerca de un $ 1 millón y medio por año y, si era despedido habría que pagársele la totalidad de lo correspondiente al período de contratación.
Gran negocio para el señor Gómez quien, con la desvergüenza que le es propia, ha dicho que a él no le contrataron para ganar la Copa América sino para clasificar al mundial de Catar. A Francisco Egas le corresponde deshacer el entuerto y darle credibilidad y respetabilidad a la FEF. (O)