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El Telégrafo
Juan Francisco Román

Funciona bien, pero no se vende bien

04 de octubre de 2022

He sido muy critico respecto a las decisiones que se enmarcan en el primer personero de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, pero eso es la persona, ahora veamos la estructura de lo que realmente tenemos en Ecuador, y es una joya que nadie ve.

A nivel regional el leviatán de la burocracia y la cantidad de información ilógica que rodea al corporativismo, la sobre regulación de información de la empresa es uno de los -peros- más convincentes para que alguien que no viva en nuestro continente inicie sus operaciones comerciales.

Por ejemplo, cuando se pide un certificado de existencia legal en Centro América, se requiere ir presencialmente a la autoridad mercantil para que reciba, en un papel carta y a ruego de peticionario, y se entregue un certificado con tres o más sellos de burócratas para finalmente, después de una semana o más, esperar que alguien diga que la empresa existe.

Por otro lado, en el cono sur del continente, Argentina, pavorosamente es más difícil aún, pues el burócrata no solo que cuando recibe el documento de petición puede observarlo después de una semana diciendo que le falta un punto, sino que no tiene tiempo de respuesta límite. En Ecuador, en menos de un minuto, el sistema de la Superintendencia de Compañías emite el mismo certificado con firma electrónica.

Por otro lado, tenemos un sistema fiscal que emite certificados de cumplimiento o incumplimiento, así como las bondades de saber, en tiempo real quién es accionista y en donde, y si la empresa ha cumplido con sus obligaciones societarias y/o tributarias, cuál es el rendimiento de esta, y como han sido sus estados financieros al largo de su existencia. Esto es maravilloso y ha sido un trabajo de décadas para tal eficiencia.

En pocas palabras y con experiencia de parte, puedo decir sin equivocarme, que Ecuador posee uno de los sistemas más eficientes y veloces de información corporativa de toda la región, sino el mejor, no solo para poder constituir compañías, sino para poder afrontar el reporte documental e información certera para cuando el negocio está en marcha, pero se preguntarán ¿si somos tan eficientes, por qué otros países son más atractivos para le inversión extranjera?

La respuesta es bastante simple, y el símil les será muy fácil de entender. Tenemos el vehículo más rápido, pero manejar en nuestro país es extremadamente caro. Si comparamos nuestro ambiente de negocio, nosotros calificamos como uno de los peores, sin contar con una seguridad en los suelos, una justicia venida de mal en peor y un sistema tributario y laboral creado para asustar a cualquier ser humano que nos regrese a ver.

Lo increíble de esta situación es el discurso político y de casi todos los asambleístas que escucho diariamente y lamentablemente; sin rubor en la cara dicen que no hay trabajo, que no hay reactivación económica, y con esa misma preponderancia que enorgullece al desfachatado, no han trabajado en lo más mínimo para arreglar el sistema de ambiente empresarial en el país, proponiendo cosas “fuera de la caja”; y si, los asambleístas tienen una caja en la cabeza donde a veces parece ser que el oxígeno no les llega al cerebro.

Se preguntarán cada vez en cuando ¿por qué artistas de renombre mundial visitan tanto a Colombia?, simple, ellos tienen un plan de alivio fiscal a cualquier artista que vaya al país, así gana el artista y el Estado se queda con una parte grande de negocio que atrae; lo mismo pasa en Panamá, y en casi todos los países que aún tienen un sistema corporativo deficiente, pero que en temas de acuerdos comerciales son muy atractivos.

Entonces, Ecuador ya trabajó y mejoró lo más difícil, la forma de hacer empresa (aunque siempre se podrá hacer mejor), pero en comparación a la región somos los mejores; nos falta algo tan simple como hacernos atractivos, y esa reforma requiere de madurez política -que no la hay-, discurso técnico para informar a la ciudadanía -que no la hay-, y un gobierno central que salga, con certezas y datos a explicar como una reforma integral nos pondría en un país más eficiente y con más trabajo -que tampoco lo hay-.

Por lo tanto, nos queda esto, explicar desde nuestro metro cuadrado que Ecuador es mucho más eficiente, pero decadente en lo esencial. Esperemos, por algún milagro, que algún político con hambre de sacar adelante a este país se dé cuenta que podemos y convenza a todos que lo hagamos.

Ecuador tiene un potencial enorme y aún lo tienen dormido, ya saben, los mismos sinvergüenzas de siempre.

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