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El Telégrafo

Función de Transparencia y Control Social

15 de julio de 2011

La Asamblea Constituyente de Montecristi, que expidió la Constitución de la República del Ecuador en el año 2008, solventó en su título cuarto la participación de  ciudadanas y ciudadanos en la organización del poder, y para ello estableció las nuevas funciones del Estado:

Legislativa, Ejecutiva, Judicial, Electoral y de Transparencia y Control Social.

Esta última -posiblemente única en las legislaciones  constitucionales del mundo- permite erigir al pueblo ecuatoriano en el “mandante y primer fiscalizador del poder público” en todas sus actuaciones e instancias.

De esta manera se promueve y se incentiva al pueblo del Ecuador a controlar las instituciones del sector público y de las organizaciones privadas que cumplen actividades de interés sustancial.

Lamentablemente se desconoce en toda su trascendencia histórica y política la existencia e importancia de esta función de Estado, por buena parte de la ciudadanía de nuestra patria, por ello debemos direccionar su conocimiento a toda la sociedad ecuatoriana, las escuelas, colegios y universidades, los barrios y los sindicatos, los grupos sociales y empresariales , etc., etc.

Es relevante señalar y resaltar los organismos que forman parte de ella y así podemos mencionar:

El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, la Defensoría del Pueblo,  la Contraloría General del Estado  y las superintendencias,las mismas que tienen sus específicos y fundamentales deberes y atribuciones, entre otros:

Las políticas estatales para luchar  con esa hidra de mil cabezas que es la corrupción, o las exigencias legales y éticas de la rendición de cuentas, la decidida promoción popular para motivar la participación social y el nombramiento de las autoridades de supervisión y control del poder electoral del Estado ecuatoriano.

Todas estas acciones conllevan no solo un superior concepto de justicia y equidad y de modernización del Estado, sino que también es el rompimiento de ese círculo vicioso convertido en convencional de designar cargos notables para la administración y marcha de la nación en contubernios inmorales o en concubinatos de politiqueros ebrios de codicia e impunidad.

El desmoronamiento de los valores de nuestra sociedad  por la acción de la partidocracia y los poderes fácticos inicia su reconstrucción con la clara y diáfana actuación de la función de Transparencia y Control Social.

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