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El Telégrafo
Rosalía Arteaga Serrano

Frente a la violencia

27 de septiembre de 2022

Los noticiarios están plagados de malas noticias, unas que desafortunadamente se han vuelto recurrentes, han logrado saltar de la crónica roja a las primeras páginas de los diarios, repletan los noticieros televisados y radiales y son parte de la truculencia que también satura las redes sociales, lo que conlleva el riesgo de que la ciudadanía se adormezca y tome como rutinario y hasta normal el cúmulo de noticias negativas que pueblan los medios de comunicación tradicionales y de vanguardia.

En estos días hemos asistido absortos y angustiados el drama de la abogada asesinada en un espacio policial; el femicidio se consumó en la dependencia de la policía, una escuela en donde se capacita a los futuros agentes del orden, y quien cometió el crimen fue un oficial en servicio activo. El espíritu de cuerpo muy mal entendido dificultó e hizo que se retrasen las investigaciones, y el presunto asesino se fugó a vista y paciencia de las autoridades.

Otras noticias, esta vez internacionales, delatan la muerte, luego de su detención, de una joven iraní, cuyo único “delito” fue el no acomodar de forma adecuada el velo sobre sus cabellos. Su muerte ha sublevado a miles de sus compatriotas, especialmente mujeres que han salido a protestar y a solidarizarse con su compañera, lo que les ha acarreado también encarcelamientos y sanciones en ese país dominado por fundamentalismos.

Lo que tienen en común los hechos narrados es evidente, en las dos situaciones, las violentadas, maltratadas y muertas son mujeres; sus fallecimientos engrosan las estadísticas de femicidios en el mundo, lo que pone otra vez a prueba la necesidad de políticas claras, su difusión, el mejorar los procesos educativos, la no impunidad, lo que puede conducirnos a enfrentar de debida manera esta ola de muertes de mujeres.

Cuando ya estamos en la tercera década de este siglo 21, seguimos enfrentando situaciones que son intolerables, que deberían haberse erradicado de la faz de la tierra. Como humanidad hemos alcanzado cimas impresionantes de desarrollo, de avances en la ciencia y la tecnología, la innovación y la creatividad no han sido capaces de crear una mejor convivencia humana.

La única vacuna contra todas estas situaciones es la educación en valores, la que denominamos alfabetización ciudadana, en la que los países y cada uno de nosotros debemos empeñarnos.

 

 

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