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El Telégrafo
Sebastián Endara

La formación política

21 de diciembre de 2018

Ortega y Gasset dijo que una nación es un proyecto de vida común y una adhesión de las personas a ese proyecto. Ese proyecto ha sido generalmente viabilizado por una estructura estatal encargada, según las determinadas condiciones históricas, de ejercer funciones de defensa militar, cohesión política, estructura jurídica, regulación administrativa, y en la actualidad, siguiendo a Lorenzo Luzuriaga, el Estado debería impulsar y garantizar fundamentalmente las condiciones de mejora de la vida social, esto es la salud, el trabajo, la seguridad, y naturalmente la educación y la cultura.

Por eso vemos con preocupación que en no pocas ocasiones el Estado genera acciones que contradicen esta función esencial de ser garante e impulsor de los derechos efectivos. Es probable que en no todos los niveles de la estructura se tenga clara la función sustantiva del Estado, y es por ello que resulta saludable recurrir a la formación política para que el gobernante no se equivoque dos veces, impulsando ordenamientos que no se corresponden con la función sustantiva del Estado, ni con las necesidades objetivas de la población que le sustenta y le da sentido.

 Si bien cualquier persona por el solo hecho de existir tiene el derecho de participar en la vida pública y de dirigir el Estado, sería muy conveniente que la sociedad civil se organice para solicitar, a través del Estado, el cumplimiento de una formación política mínima a cualquiera que desee participar en elecciones, formación política que debería ser provista de manera gratuita y permanente. Y solo aquellos que logren superar con éxito ese proceso, estar habilitados para el eventual manejo de la cosa pública.

Si a un médico se le exige que demuestre sus aptitudes a través de rigurosos exámenes, pues trabaja con algo tan delicado como la vida individual; si a un chofer se le examina en su conocimiento y capacidades de conducción, pues es responsable del transporte de personas; a un político no se le debería excluir de una preparación mínima ni de su correspondiente evaluación, pues ejercerá su actividad ni más ni menos que sobre la vida colectiva, y ya sabemos lo que pasa cuando hay improvisación o falta de control en estos campos. (O)  

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