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El Telégrafo

Forajidos globales

31 de octubre de 2011

Los mentalizadores internacionales de la globalización están  asustados por haber sembrado vientos y estar, a la fecha, cosechando tempestades, con la globalización de las protestas al grito de “!Ya basta!”.

Con los precursores “forajidos” ecuatorianos, movilizados en especial en Quito, se llego más allá de la protesta, porque se tumbo en las calles y sin armas el oprobioso gobierno de Lucio: pero antes ya se había tumbado igual a los gobiernos de Abdalá y Jamil: no cabe duda que somos precursores en ese tipo de luchas, aunque existan también múltiples desertores.

Con visión perspicaz, Correa dijo que en Ecuador más que una época de cambio, estamos viviendo un cambio de época. No es juego de palabras sino conceptos muy diferentes: Hoy, los indignados de España insurgen para demandar un cambio de época, hastiados de la partidocracia que practica la politiquería.

Estas manifestaciones universales, globalizadas, van desde aquellas que en apariencia no definen o no saben lo que quieren, ¡pero quieren!, hasta las que sí saben lo que quieren, ¡y lo quieren, pero ya!, como el caso de Chile. Este fenómeno de lucha en las calles, que también afecta al Imperio, es el anuncio certero de que la gente se cansó, no aguanta más y cuantifica: “No puede ser justo que el uno por ciento explote y estrangule al noventa y nueve por ciento de una aborregada humanidad”.

El capitalismo explosionó en el Imperio y la Europa aristócrata, que hace agua por todos lados. La partidocracia internacional, dedicada por siglos al usufructo corrompido de la riqueza universal, hoy ellos también pagan algunos platos rotos, en medio de los gritos de los indignados globales.

La derecha sobreviviente, la falsa izquierda y los contreras universales, agrupados atrás de algunos monopolios mediáticos convertidos en actores políticos en todas partes, no dejan de desacreditar estas luchas porque dizque carecen de sustento ideológico. Al mismo tiempo esos grupos, cómplices de las inequidades, tratan de embarcarse como oportunistas en sitios donde ya se está tratando de cambiar la época.

En Quito, cuatro escuálidos gatos y sus pajecillos, pretendieron inventar unos indignados y el fracaso de convocatoria fue tan evidente que no volvieron a resollar. Los países del ALBA, con Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, con todas sus limitaciones y contradicciones, hacen esfuerzos por cambiar la época y por eso sus gobernantes fueron o serán reelectos con apoyo de grandes mayorías.

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