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El Telégrafo
Byron Villacís

El FMI y la academia

22 de marzo de 2019

No sorprende que, ante el regreso del FMI, algunos prefieran una interpretación desentendida y aleguen que era necesario para corregirnos. Tampoco sorprende que otros se declaren tecnócratas y digan que conviene porque las tasas de interés son menores, evitando hablar de condiciones extrafinancieras. Sin embargo, lo que sí sorprende es la casi nula voz con la que ha respondido la academia.

Esto debería repararse objetificando tres espacios sociales con similar jerarquía. En el económico se debería estudiar el impacto que ha causado la llegada del Fondo, pero evitando caer en el error de creer que la mejor variable de análisis es el crecimiento. Se debía –y se debe– tener una discusión que evalúe además el impacto en concentración de mercados, la extensión y fluidez de cadenas de valor, precios, cargas impositivas y efectos de la priorización de gasto prodeuda.

Los sociólogos deben objetificar más y mejor el espacio social. La llegada del Fondo requiere una evaluación en términos de desigualdad, movilidad social, debilitamiento de movimientos sindicales y –sobre todo– efectos en condiciones laborales. Por ejemplo, un desmantelamiento de los sistemas de protección social acarrea la disolución de espacios de cohesión, lo que provocará incrementos en inseguridad y violencia. Obviamente género y etnia deben ser transversalizados.

El tercer espacio es el de cientistas políticos. Este es el que considero que tiene el impacto más subestimado. Objetificar el Estado tras el regreso del Fondo implica la necesidad de estudiar el efecto de la traslación de los espacios de planificación desde dentro hacia fuera del país y desde lo local hacia lo macro.

Curiosamente esto genera certidumbre, puesto que la receta a aplicarse es conocida, pero desmiembra la capacidad de discusión y decisión contextual. Es predecible entonces que cada providencia del aparato estatal sea afectada por metas externas, demandando analizar efectos en representación y legitimidad. En resumen, ¿estará la academia dispuesta a hablar más claro? (O)

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