Latinoamérica es un conjunto de hermosos países parecidos en sus males, pero muy diferenciados en sus recursos paisajísticos y culturales. Diría que somos un conjunto de desconocidos que convivimos con poblaciones que sueñan en viajar a Disney, Europa y ahora a China.
Turísticamente Latinoamérica tiene grandes competidores en Norteamérica y ahora en Asia. No hemos logrado despertar sana curiosidad entre nosotros al punto que nuestros pueblos deseen con fervor conocerse, debido principalmente a que la prensa de nuestras naciones se empeña en difundir en forma permanente y sistemática solo malas noticias, lo que precisamente no nos torna atractivos, a lo que se suma la fortaleza publicitaria del turismo de EE.UU. y Europa.
Sin embargo, Latinoamérica sí es una región atractiva para los europeos, los gringos y los asiáticos, que están empezando a vernos con curiosidad, por lo que sus touroperadores están deseosos de estar al tanto de la oferta turística de nuestros enigmáticos territorios, y acuden puntualmente a las grandes ferias de turismo que procuran englobar nuestra oferta.
En ese sentido, megaferias como la FIT de Argentina y la ABAV de Brasil siempre están sobredemandadas, pues son las dos únicas opciones al año que tienen los touroperadores intercontinentales de tener acceso a los nuevos atractivos y servicios que presenta la región.
De su lado México, cuyo principal generador de ingresos a su economía es el turismo –después del petróleo y las remesas-, desde hace tres décadas se ha alejado de nuestros países, ha perdido un indudable liderazgo que tenía y se ha cedido a Disney su puesto como el destino más deseado de los latinos.
Recuerdo que de niño todos los adultos hablaban de viajar a México y quienes ya lo habían hecho, presumían de sus fotos en Acapulco, destino que aparecía casi en todas las películas donde había un charro de por medio.
Ahora el país azteca está dispuesto a recuperar el liderazgo turístico de Latinoamérica y plantea con FITA -la Feria de Turismo de las Américas- una nueva megaferia que bosqueja un equilibrio ante el sobrepeso ferial del Cono Sur; pero, sobre todo, que permita a nuestros países aprovechar la gran convocatoria turística que tiene este país, su prodigiosa conectividad con el resto del planeta -por ende tarifas aéreas mucha más accesibles que para el sur- y su abrumador conocimiento en turismo, sustentado en una identidad cultural no sólo intacta, sino fortalecida y mágica.
FITA terminó su tercera edición y es evidente que crecerá a pasos agigantados, pues el mercado turístico mundial requiere de nuevos espacios donde encontrar la oferta turística latinoamericana.