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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Fin de la civilización petrolera

31 de enero de 2016

Referirse en estos términos, como quien pasa la página de un libro, es desmedido optimismo, además de ser inapropiado calificar de civilizadora a una industria responsable de innumerables desastres destructores de la naturaleza.

Sin embargo, la era petrolera está destinada a perder su predominio, como la de otras industrias de combustibles fósiles (carbón y gas natural), porque son responsables en gran parte del efecto invernadero por la generación de dióxido de carbono, comprobado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Hay que llegar a cero cantidades netas de CO2 para estabilizar la temperatura del planeta y la supervivencia de la humanidad.

Aunque el fin no está a la vista en un mundo capitalista, que solo ve fuentes de riqueza en la explotación de estas energías fósiles, aun violentando la naturaleza, como en el caso del hydraulic fracturing para la obtención de petróleo, riqueza que no dejará escapar de sus manos.

En la conferencia COP21 de París, si bien se tomó conciencia global de la necesidad de actuar con decisión para evitar el calentamiento de la Tierra por encima de 1,5 grados Celsius (más de un tercio de la población mundial ignoraba el calentamiento global entre 2007 y 2008, según una encuesta de Gallup en 127 países), se perdió la oportunidad de dar un campanazo simbólico para dar fin, con carácter vinculante, al uso de energías fósiles e iniciar la transición hacia una era verde regida por energías limpias y renovables como la solar, eólica, geotérmica y otras alternativas, que ya disponen de la tecnología apropiada. Solo falta voluntad política para proceder decididamente y sin demora.

El presidente Carter la tuvo en 1978 al proponer a sus sucesores que Estados Unidos debían superar su gran dependencia del petróleo e hizo instalar placas solares en la Casa Blanca, que Reagan se encargó de quitar.

Para el inicio de esta transición no debería pasar más tiempo, habida cuenta de lo que significa el cambio, siendo el petróleo la fuente de energía más utilizada actualmente, que no se puede dar por terminada repentinamente, sin paralizar un mundo que se mueve por tierra, aire y mar a base de petróleo.

Ahmed Zaki Yamani, exministro de Petróleo de Arabia Saudita, predice: “Así como la Edad de Piedra no terminó por falta de piedras, la edad del petróleo terminará mucho antes de que el mundo se quede sin petróleo”. Y añade: “Es muy posible, pues, que nos encontremos en una fase de transición hacia una época en que el petróleo deje de ser la fuente de energía base de la civilización y sea sustituido parcial o totalmente por múltiples otras opciones”.

El problema es si habrá tiempo antes de la catástrofe final y, sobre todo, “si se lograrán los indispensables cambios profundos en los modelos de producción y consumo y en las estructuras de poder, donde también se envuelve la idea de equidad”, como lo expresa el papa Francisco en su encíclica Laudato si. (O)

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