Esta es la maldición de Correa. Antes fue la maldición de Abdalá y desde el principio de la nación la maldición de la virgen. Los malos gobiernos, las revanchas políticas, las derrotas electorales, los líos regionalistas disfrazados de maldiciones. La maldición de Bucaram se dio el 5 de febrero, fecha de su destitución inconstitucional como Presidente de la República. Ya sabemos lo que vino después: Mahuad, el feriado bancario, la dolarización, su caída. La llegada de Rafael.
La de estos tiempos es la maldición de Rafael: Glas preso. La huida de Fernando. Los miles de troles del correísmo. Villavicencio unido a Correa contra el presidente Moreno. La lengua de Correa. El sótano. La corrupción del correísmo. El despilfarro de la década robada. “Correa preso” es el grito de la gente en las calles. Las maldiciones recaen también sobre quien las lanza. A Bucaram lo mantuvo 20 años fuera del Ecuador. A Correa lo sigue la conciencia popular que le grita a la cara: “ni perdón ni olvido”.
El audio filtrado a la presidenta de la Asamblea, Sra. Elizabeth Cabezas, es una falla monumental de quien por exceso de inocencia permitió que el correísmo lo use reivindicándose como una opción ética en el país. El audio trae una llamada desesperada de quien no sabe coordinar sus tiempos políticos. En apenas diez segundos una llamada para que le solucionen lo que ella mismo debe resolver. Insulta a una bancada legislativa. Por el bien del país y la credibilidad de la Asamblea Nacional, la Sra. Cabezas debe renunciar al cargo y elegirse a un nuevo presidente.
Pasamos de un escándalo a otro. De una maldad, como esta de publicar denuncias tras otra sobre empresas off shore, en donde se involucra a la familia del Sr. Presidente. Estas denuncias ya en manos de Fiscalía podrán manifestar su veracidad o el sólo afán de causar daño, de desestabilizar al Gobierno. Ver a Villavicencio servir de coro a Correa es olvidar todas las catástrofes que el gobierno de Correa le causó. (O)