Fidel Castro ha sido y es un político de ideas y acción que ha guiado una de las revoluciones trascendentes de la historia moderna, con incidencia en la correlación de fuerzas y el destino de la humanidad en una época histórica. Nos preguntamos cómo se tejieron en este original guerrillero y estadista latinoamericano las ideas y la ética política que guiaron su acción revolucionaria realizada en un tiempo largo, el de su vida, coincidente con el tiempo en el que se ha desplegado uno de los sistemas más contradictorios, antihumanos, dominantes y hegemónicos que haya conocido la humanidad: el capitalismo.
En Fidel se revelan dos palabras clave, entre otras: Estrategia y Táctica (Entrevista con Ignacio Ramonet). Aunque la noción de estrategia y táctica aluden a la guerra, en realidad para Fidel constituye, al parecer, una combinación entre la visión de lo que debe ser el mundo, el objetivo final de la Revolución y las acciones calculadas y progresivas para lograrla, sin perder, en ningún caso, la coherencia entre la práctica y la ética política. A su vez, la estrategia y la táctica están articuladas a los valores martianos, los principios socialistas, los paradigmas marxistas leninistas, la lucha antiimperialista y anticolonialista.
Fidel Castro declaró alguna vez que pudo haber cometido fallas tácticas, pero jamás estratégicas y que la enseñanza histórica es que “un partido revolucionario puede realizar movimientos tácticos, pero no debe cometer errores estratégicos”. Pero, cuál es, al final de cuentas, la táctica superior. Con la experiencia del estadista vivido, Fidel señaló en 1985 que los cambios sociales, aunque pueden entrañar más justicia y aceleren el desarrollo, no podrán sostenerse si no se logra romper con la ley fáctica del intercambio desigual entre los países pobres y ricos: “Hay una cosa más importante en este momento que los propios cambios sociales, es la independencia de nuestros países” (Fidel Castro, entrevista con Elliot y M. Dymally, 1985).
En esa misma línea, Fidel dijo después que los problemas de la humanidad no tendrán solución sobre bases nacionales, porque hoy la dominación se lleva a cabo sobre bases globales. Por ello, la tarea más urgente, dice, es crear una conciencia universal y desarrollar en el mundo sentimientos internacionalistas. En cuanto al objetivo superior ligado a la estrategia, parece obvio que la respuesta gira alrededor de la construcción de un orden mundial socialista y ecohumanista, que se debe erigir con la fuerza de las ideas, la educación y la cultura.
Sin embargo, es allí donde faltaría más trabajo. Fidel afirma que el mundo en el que vivimos ahora es otro. Desde su ética, ideología y acción añeja, que ha producido algo llamado revolución cubana socialista, Fidel enuncia la urgente necesidad de desarrollar la teoría y la práctica del socialismo, que no están escritas. Acerca de la materia prima que justifica la estrategia y la táctica, Fidel, siempre iluminado por José Martí, afirma que el hombre es el hombre, no podemos idealizarlo, y que, no obstante, el ser humano, con todos sus defectos y limitaciones, tiene capacidades suficientes para preservarse y mejorarse. “Si no creyera en eso, no tendría razón para luchar hasta la muerte” (Fidel Castro, entrevista con Ramonet).
No hay duda de que la densa envoltura ética e ideológica que ha guiado al líder cubano durante más de sesenta años de lucha ha configurado en él una suerte de sabiduría revolucionaria, algo muy difícil de lograr. Tal vez, Fidel nos haya legado, sin saberlo, la teoría no escrita del socialismo que él reclama, y el mejor ejemplo del equilibrio casi perfecto, entre ética, estrategia y táctica, para encontrar la puerta de escape del callejón sin salida.
¡Salud!, niño campesino de Birán, guerrillero de la Sierra Maestra, en tus noventa años verde oliva. (O)