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El Telégrafo

Ferrari, las razones de un fracaso

21 de enero de 2013

Han pasado casi dos meses de aquella fantástica final de Campeonato 2012 que coronó a Sebastián Vettel como campeón mundial de Fórmula 1 por tercera vez consecutiva, solo 3 puntos por delante de Fernando Alonso, y por otro lado  estamos  a  otros  dos  meses del arranque de la nueva temporada 2013, y la “pregunta del millón” es si en este nuevo año ¿Alonso finalmente tendrá entre manos un Ferrari realmente competitivo  que le permita, en su 4ta temporada vestido de rojo, pelear de “igual a igual” frente a los Red Bull y Mclaren, principalmente?

Y es que las lágrimas que pudimos observar en el rostro de Alonso al pie del podio al finalizar  el Gran Premio de Brasil  y no lograr el tan ansiado título mundial  probaban hasta qué punto la decepción del gran piloto español era profunda.

Pero, ¿esa decepción era acaso debido a la proesa de Vettel en el Gran Premio de Brasil que luego del trompo que le provocó Bruno Senna en la primera vuelta supo remontar desde la última posición hasta finalizar 6to, lo cual le fue suficiente para conseguir su 3er título mundial?

Sin duda que no. Por la mente de Alonso deben haber pasado esos 2 Grandes Premios de Bélgica y Japón  en que debió abandonar tras accidentes y enganches en la primera curva luego del arranque,  en donde se quedaron esos “puntitos” que le faltaron para ser el nuevo campeón 2012. Pero, sobre todo, deben haber pasado por su cabeza y sus  emociones la frustración de casi nunca, durante las 20 carreras del campeonato, haber dispuesto de un auto verdaderamente ganador.

Si bien es cierto que durante la segunda parte de la temporada el éxito de Vettel se basó  en la combinación de un piloto talentoso al extremo haciendo perfecto uso de su Red Bull  genialmente concebido  por Adrian Newey (director técnico en jefe de Red Bull), tampoco es menos cierto que Alonso, con el mismo talento, no tuvo a su disposición  un Ferrari al nivel del bólido de Sebastián.

El  F-2012 le permitió al piloto español obtener 3 victorias en la primera mitad del campeonato, es decir en un momento en que sus adversarios todavía estaban  en un proceso de puesta a punto. Una vez este proceso en orden, el Ferrari nunca pudo “estar a la altura” y no volvió a ganar más. Desde fines de julio Fernando no se reencontró con la victoria mientras que Vettel las acumulaba una tras otra para concluir el año con 7  versus  3 del español. En pocas palabras, un nuevo fracaso para Ferrari.

¿Y dónde están las razones para tal fracaso?

Desde el arranque  del campeonato pudimos constatar que los Ferrari eran los autos más fiables y confiables; el equipo, el mejor en las estrategias  de carrera y entradas a pits; de los mejores también en la velocidad para el cambio de llantas en boxes; pero siempre fue evidente, que en velocidad  pura, el factor “óptimo  rendimiento” del auto en sí siempre estuvo ausente, principalmente en la vuelta lanzada para clasificaciones,  lo cual es crítico ya que arrancar lo más adelante posible en la grilla de partida siempre será una condicionante para la victoria o, en su defecto, para la derrota. Bajo estas condiciones, tener una buena largada  y disputar una buena carrera,   como tantas que realizó  Alonso durante todo el año, son a menudo mal recompensadas.

De todos modos,  en ritmo de competencia  el Ferrari muchas veces sí se mostró competitivo, pero teniendo que arrancar desde atrás  el objetivo de ganar se volvía prácticamente inalcanzable, fundamentalmente en la 2da parte del campeonato en que los Red Bull y los Mclaren “volaban” en relación al Ferrari.  Las razones entonces para  tal fracaso se basan en que el Ferrari F-2012 no era capaz de calentar y poner las llantas en óptima temperatura de funcionamiento durante la clasificación. Esto debido a su  vez a la mayor de sus debilidades: la falta de carga aerodinámica en curva que a su vez obligaba  a los ingenieros a angular más los alerones con lo cual en cambio perdían mucha velocidad final en las rectas. Hablamos de décimas de segundos perdidas  por  vuelta, pero que en 60 o 70 giros en carrera significan varios segundos de “handicap” frente a los más rápidos.

Cuando más restrictivos son los reglamentos al momento de diseñar un Formula 1, el aspecto aerodinámico es lo que más marca la diferencia. Hoy en día, conseguir ser 3 o 4 décimas de segundo más rápidos por vuelta implica miles de horas de estudios aerodinámicos en los túneles de viento, y a veces ni así se logra “arañar” dichas décimas.

Se dice que Ferrari estudió, diseñó, construyó y probó más de 70 alerones diferentes durante todo el año y evidentemente los ingenieros no encontraron la solución perfecta. ¿Será que para el 2013 la encuentran? La respuesta a partir del próximo mes de marzo. ¡Hasta pronto!

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