Mientras estamos procurando hacer del perfil costero de las provincias de Guayas y Santa Elena polos de desarrollos turísticos de primer orden, tropezamos con el gran inconveniente y aparente insalvable problema que causa la gran cantidad de visitantes que, al no ser necesariamente consumidores de servicios, en algunas localidades que visitan, las impactan como consecuencia de la basura y la falta de servicios sanitarios, a lo que se agrega el estacionamiento de vehículos, buses en su mayoría, en sus estrechas calles.
Siendo la recreación y el turismo un derecho de todos, estimo necesario buscar un equilibrio oferta/demanda bajo alguna persuasión que invite a estos huéspedes a consumir en esas localidades sin que se perturbe su economía, sobre todo a quienes llegan en buses en los conocidos tours de fines de semana y feriados.
Considerar, acaso, terrenos que eventualmente pueden estar subutilizados o simplemente sin uso o, quizás, no tienen el mar y su playa condiciones para el esparcimiento.
Así podríamos alojar no solo a la masiva concurrencia que por ahora llegan a estos lugares, sino que, además, se aprovecharía para crear servicios con atención de calidad con independencia del nivel de ingreso de los usuarios; de contenido diverso para satisfacer todos los gustos y exigencias.
Casi siempre, la Administración Pública y los diseñadores especializados en espacios para el turismo tienen la compulsiva emoción de acudir con sus ideas al reacondicionamiento del malecón u orilla de mar de los pueblos costeros. En estos diseños, como es costumbre, no se consulta vinculación alguna con el resto del poblado.
Es una actitud marginal y excluyente que termina por estropear las escasas posibilidades que tiene una comunidad para crecer de manera racional, atendiendo al visitante turista, haciendo posible un sistema turístico con capacidad de dar cobertura de servicio a todo atractivo que en un territorio dado se encuentre, masificando el esparcimiento y la recreación bajo el concepto cuantitativo; cuidando los límites de admisibilidad, sería lo correcto para permitir que el mayor número de personas acceda y pueda en la diversidad encontrar un poco de equilibrio en sus vidas.
La Administración Pública, en sus diferentes niveles de gestión, apuesta con sus ideas en favor de los balnearios del perfil costero de la provincia en una saludable competencia, pero preocupante, porque puede dar lugar al establecimiento de componentes desagregados, mientras el ente rector del turismo está ausente y sin un marco al que deban referirse todos los posibles actores.
* Consultor