No tenemos ninguna duda de que el correísmo tiene vocación feminista. La declaración del flamante candidato por las filas de ese movimiento político, Andrés Arauz, no hace sino corroborar lo que ha sido la práctica de feminismo más radical del país ¡No se sorprendan!
¿Acaso no fue el correísmo quien luchó a brazo partido en defensa de los más anhelados derechos sexuales y reproductivos de las mujeres? Eso nos consta, así como también la más feminista y radical postura del ex presidente Rafael Correa, hoy pre candidato vicepresidencial.
Nuestra memoria no falla, el expresidente estuvo dispuesto a jugarse todo por el todo para defender los derechos de las niñas y mujeres violadas de este país; la puja con la Asamblea fue a muerte. Correa se jugó hasta su propio cargo, dijo que renunciaría si no se apoya la despenalización del aborto por violación, atendiendo al clamor de las feministas y de los organismos internacionales. Otra cosa es que algunas de sus propias coidearias hayan salido con agendas propias y con traiciones de última hora.
Que el correísmo es feminista es como decir que dos más dos son cuatro, así también son las buenas cuentas que hace el candidato Arauz, que no en vano estuvo estudiando en Michigan aprendiendo a sacar bien las cuentas. Por ejemplo, desde que existe el correísmo sabemos que las mujeres mejoramos la democracia sin importar el tamaño de nuestras faldas, los centímetros de la tela, o si nuestra presencia en la Asamblea hace más chéveres las farras en Carondelet.
Los avances en el Plan Familia fueron verdaderamente espectaculares: gracias a la alianza con sectores más progresivos del Opus Dei pudimos implementar la estrategia más exitosa para frenar el embarazo adolescente. Otra cosa es que las muchachas se embaracen sin más ni más, sin atender a las políticas más avanzadas como son el discurso familista y la estrategia de la abstención, que fue una invención vanguardista que ya consta en el Antiguo Testamento.
Como ya aprendimos en el anterior gobierno de los feministas de la Revolución Ciudadana, la ideología de género constituye el más coherente y refinado de los corpus ideológicos feministas. Por todo ello, las feministas de verdad no tendremos titubeos en apoyar al binomio que expresa el más preclaro feminismo del país. (O)