La nueva ‘fanesca’ que iba a cocinarse esta semana fue detenida a tiempo por el jefe del bloque de Pachakutik, César Umajinga, quien sostuvo que no se reunirían con Lasso, que están muy ocupados con otros temas. No obstante, todo puede ocurrir en este escenario político en cualquier momento.
Estuve investigando acerca de la suerte de los diferentes petitorios de partidos y movimientos para la consulta y la verdad que me perdí. Al parecer todos han hecho mal sus tareas. Los partidos, movimientos e iniciativas ciudadanas equivocaron el procedimiento, esto resulta sospechoso y están en un ping-pong entre el CNE y la Corte Constitucional. Ello acarrea graves impactos para la institucionalidad democrática y supone una verdadera clausura del escenario político participativo.
Si cerca del 80 por ciento de la ciudadanía, de acuerdo a las últimas encuestas, quiere ser consultada sobre las enmiendas constitucionales, cualquier acción que se haga para dar viabilidad a las demandas ciudadanas sería bien recibida por esa mayoría. O ¿quizás cause escozor a los ecuatorianos ver en la misma mesa a banqueros e indígenas? Es posible, agua y aceite, o fanesca como dijo el Presidente.
Pero, en mi opinión, es la negativa del gobierno de llamar a consulta lo que podría propiciar que desde ambos bandos, de derecha e izquierda, se terminen uniendo sobre el tema de la consulta y, más específicamente, sobre el de la reelección. En otras palabras, es el propio gobierno quien va generando un escenario de oportunidades políticas para la oposición, y sobre todo para aquella representada por Lasso.
Si llegaran a acciones conjuntas entre estas fuerzas, esto no necesariamente significaría que estén en una alianza orgánica puesto que en política caben acuerdos sobre temas puntuales, y la reelección indefinida sí es un tema que podría propiciar un entendimiento puntual entre derecha e izquierda. Esta posibilidad debería valorarse desde el gobierno, porque su cerrazón en negar la consulta popular está llevando no solo a que todos se junten en su contra, sino lo que es peor, lleva a que se posicione una derecha ansiosa de poder.
No cabe duda de que el movimiento de Lasso es electoral, sin embargo se podría levantar eventualmente un movimiento ciudadano amplio en contra de la reelección y esto significaría un escenario en el cual el capital político del gobierno sea irrecuperable. En ese contexto, me parece que la alternativa de que se retire ese proyecto de enmiendas constitucionales, o al menos los temas más polémicos como la reelección, debería analizarse. Alianza PAIS podría reconsiderar en su propio entorno una renovación si quiere tener posibilidades más certeras en el escenario electoral.
La fanesca política, esto es la unión de izquierda y derecha con objetivos políticos comunes a corto plazo, se vuelve una realidad inminente. Pero al parecer, a quien más está gustando este platillo es al propio gobierno, quien la promueve, la sazona y pone más fuego para su cocción. Aunque, ciertamente, la fanesca, luego de Semana Santa, puede resultar indigesta. (O)