Escribo esta columna casi un día después del primer Debate 2023, mismo que es organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Intentaré exprimir al Debate 2023, aunque, debo decirlo: ¡Una cosa algo complicada!
Tildarle al ejercicio como ‘debate’ me parece una exageración, tal vez se lo llamó de esa manera -en el momento en que se lo concibió- con el fin de que la ciudadanía (el gran elector) cuente con un espacio único donde las personas con candidaturas calificadas y en firme socialicen sus propuestas. Sin embargo, y siendo benévolo, el adjetivo alcanza solamente en la forma. En el fondo, la metodología establecida fue la menos indicada, la accesibilidad fue limitada, y la calidad del evento no supera los mínimos estándares.
Una metodología que concibe al debate como un ‘cara a cara’ entre dos candidatos, donde el tiempo es limitado: 15 segundos para que una persona pregunte; 45 segundos para que la otra persona conteste. Y el debate se extinguió ahí, ya que, entre ambos, la persona interpelada no podía ser el interpelante, y, la persona interpelante no podía ser interpelada. Se tornó un ‘cara a cara’ unidireccional. Preguntas, por citar dos: ¿Y si la persona interpelante deseaba repreguntar? ¿Y si la persona interpelante anhelaba interpelar a otra persona candidata, y no a quien le correspondió por sorteo? Es más: pienso que la metodología escogida e implementada no conecta con la sociedad de hoy en día: personas que ansían por mayor información ergo mayor tiempo para conocer y asimilar la misma; personas mayormente conectadas, que exigen piezas audiovisuales de alto nivel; y personas diversas, con fines no homogéneos, y que persiguen respuestas a sus dudas sobre temas que les preocupan, como la soberanía alimentaria, la ‘mirada’ al agro, la reactivación y productividad desde lo rural, la preocupación y la implementación de políticas públicas pro desarrollo pero pro medio ambiente. ¿Vimos eso? Lamentablemente no.
La accesibilidad estuvo en función de un determinado criterio el cual desconozco. No obstante, benefició básicamente a quienes sintonizaron un determinado canal de televisión (ya que, en el caso de la provincia del Guayas únicamente RTU fue quien transmitió la cita) o quienes contaron con acceso a internet (tanto a través del canal institucional de la cuenta en Youtube de la Delegación Provincial Electoral, o a través de varias plataformas digitales que retransmitieron la cita) y pudieron conocer lo que cada persona candidata(o) manifestó. Pregunta: ¿Y quienes no contaron con acceso a una computadora o dispositivo móvil e Internet? ¿Fue un consuelo para ellas y ellos el enterarse de lo que ocurrió a través del noticiero del día siguiente o vía varios medios de comunicación escritos que resumieron el encuentro?
La calidad del evento, estimo, fue baja. En el caso de la provincia del Guayas, el nerviosismo abrazó a la dama moderadora, e incluyó a la mayoría de candidatas y de candidatos, salvo excepciones que mostraron conocimiento, experiencia, carácter y espíritu democrático en cuanto a su comportamiento. Se evidenció que fue débil la preparación con la que varias candidatas y candidatos acudieron a participar de la cita. A uno de los candidatos la moderadora le restó cerca de 30 segundos de su alocución. Otro candidato se apoyó en la tecnología para leer sus propuestas (sí, fue a leer). Un candidato acusó a otro que no ha pagado impuestos (en especial porque es público y notorio que la persona señalada ejerció como funcionario público y tiene más de tres empleos); el candidato interpelado aseveró que era un error, pero no justificó el por qué aseguró que era un error y se limitó a indicar que la acusación no era importante. Y se apreció en algunas de ellas y de ellos: o que existe confusión respecto a lo que consagra la Constitución y la Ley en cuanto a competencias de los GAD Provinciales, o desconocimiento de lo que una autoridad provincial debe, puede y no debe realizar en el ejercicio de sus funciones.
Como bonus track: en redes sociales trascendió que un moderador aperturó el sobre con las preguntas horas antes del debate. Aunque la autoridad electoral enmendó el hecho al anunciar que se cambiaron las preguntas, ni el referido moderador brindó explicaciones sobre lo dicho, ni peor aún ofreció disculpas por lo que hizo. ¡Así no más!
Exprimiendo el Debate 2023: nos falta aún como sociedad comprender el valor que tenemos, quienes ejercemos el derecho al voto, para con la propia nación. Ser responsables implica informarse adecuadamente y elevar la vara a quienes pretenden administrar una provincia: señoras y señores, esto no es un juego.