En el territorio nacional, hasta ahora, solo se ha explorado y explotado lo que les ha interesado a las compañías extranjeras: nuestro petróleo, oro, plata, cobre, antimonio, materias primas que se han exportado en forma bruta, sin ningún valor agregado.
A pesar de tratarse de recursos no renovables, las compañías extranjeras explotaron esos recursos en forma voraz e irracional, por lo que grandes reservas de minerales e hidrocarburos se perdieron en el subsuelo o fueron arrojadas a los ríos, a la atmósfera y a las escombreras.
El distrito aurífero de Portovelo fue durante 53 años (1900-1953) el más importante de Sudamérica. Inicialmente fue la Great Zaruma Gold Mining y luego la South American Development Company Sadco, las dos compañías extranjeras que durante ese tiempo explotaron en las minas de Portovelo exclusivamente el oro y excepcionalmente la plata, mientras que otros elementos asociados como el cobre, plomo, zinc, cadmio, indio y germanio eran arrojados a las escombreras o a las márgenes del río Amarillo que corre frente a la población. Cuando iniciaron la exportación de concentrados de cobre, plomo y zinc, las compañías seguían pagando al Estado solo por el contenido de oro en los mismos, mientras que en sus plantas metalúrgicas ubicadas en otros países, obtenían de los concentrados, todos los metales antes señalados.
En Portovelo, la Sadco reportó haber explotado cerca de 100 toneladas de oro (cifra que nunca se sabrá con exactitud, pues jamás se realizó el control y fiscalización de esta compañía por parte del Estado). Sin embargo, lo que al país le quedó como consecuencia de esa explotación voraz fueron las minas casi agotadas, un medio ambiente contaminado y cientos de trabajadores tuberculosos y con silicosis.
Hoy que el país se apresta a iniciar una nueva era minera, los ecuatorianos debemos recordar lo que significó para el país la explotación irracional de las minas de Portovelo.
Por lo señalado, planteamos que en los contratos mineros de explotación que se firmarán en el mes de agosto, el Estado ecuatoriano, sobre la base de sus intereses, debe exigir que las compañías mineras construyan las fábricas metalúrgicas en el país y que la participación que le corresponda al Estado sea entregada en forma de lingotes de oro, plata, cobre y otros metales, con el objeto de facilitar su empleo en diferentes ramos de la industria y darles un mayor valor agregado.