Sí los hijos no son iguales, tampoco los dedos de la mano, no cabe pretender que el presidente- en su forma de gobernar- tenga semejanzas con otros. Con Daniel Noboa Azín, Ecuador vive una experiencia inédita: un presidente que no se parece a nadie en el pasado. Imprime su propio estilo, guste o no y parecería que varias decisiones que toma son actos de voluntad personales, casi sin considerar el efecto que producirán en la sociedad.
Aún la esperanza está a favor del ejecutivo, aunque el ciudadano de a pie perciba que, desde diferentes aristas, se empujan y atropellan hasta acorralarse y llegar a la crisis de los insólitos compromisos políticos, de la servidumbre de la inteligencia al servicio de la lucha del poder y la ambición.
La dignidad no está en el poder, está en la defensa de los principios, en la capacidad de asumir responsabilidades y en la soberanía del pueblo. Sin escrúpulos, unos y otros, representan la permanente lucha entre Ejecutivo y Legislativo por lograr el trofeo; controlar la justicia. Ojalá no se avecine una tormenta política.
Los ecuatorianos tenemos experiencia que un país o una institución que no actúa con principios y que no asume responsabilidades, es una nación a la que solo le queda el cinismo y oportunismo. A los políticos en general y a los asambleístas en particular, se les recuerda que, el ejercicio del poder se rige por la ley y aunque ésta moleste, es el límite del poder; mientras la transgresión es corrupción o tiranía.
Vigente, como ayer, está la sentencia del Libertador Simón Bolívar: ‘’El problema de los Parlamentos, es que no hay buena fe, los tratados son papeles, las constituciones son libros, la libertad anarquía y la vida del pueblo un tormento’’. IRK: batucada, disfraces y fervor por el libertario
El presidente ha recorrido el mundo llevando el mensaje de que Ecuador está en otras manos que producirán un cambio. A la par, también debe mirar casa adentro. Le permitiría tomar contacto con la realidad, con grupos políticos, sindicales, empresarios y culturales. La expectativa de que el proceso actual tenga éxito es grande: por eso se explica que después de siete meses de haber asumido el poder aún mantiene buen nivel de apoyo.
Quiero pensar que Noboa tiene confianza que esa demanda generó el cambio y lo llevó a él a la Presidencia. ¿Qué si en un tiempo razonable las mayorías no sienten que sus vidas mejoran, el impulso de cambio, que todavía lo mantiene, se frustraría y abriría un abismo con final desconocido?