Converso con Amelia Gálvez, una especialista en estudios sobre la mujer, y le pregunto su opinión sobre si existirán avances en 2023 respecto a la situación de las féminas. Encuentro que ella no está muy optimista. Dice que la creación del Ministerio de la Mujer y del Registro Único de Violencia podrían ser una buena señal de la atención que quiere dar el Estado a la mujer, pero que los cambios que se requieren en la sociedad no se han acelerado y sigue existiendo en Ecuador un número muy alto de embarazos adolescentes, feminicidios y maltrato. Para Amelia es urgente que en el sistema nacional de educación se instalen programas para que niños y niñas construyanuna ciudadanía equitativa. Ella llama también a que existan cambios en el sistema judicial para castigar a los infractores.
Mientras tanto, Ramiro Chica –quien ha estado en algunas de las mesas de diálogo con las organizaciones indígenas–es más entusiasta. Considera que el entendimiento que se logró sobre asuntos que estaban sobre el tapete ha sido uno de los mejores en los últimos 50 años. “Fueron 218 acuerdos y 79 divergencias” –dice– y afirma que pocas veces el Estado se ha visto forzado a estudiar y dar respuesta a los problemas planteados por las organizaciones sociales. Refiere que el Ejecutivo consideró como un “éxito total e histórico” el procedimiento –entre otras cosas porque participaron nada más y nada menos que 37 entidades públicas–. Subraya el rol de la Iglesia católica como anfitriona de los diálogos. A pesar de ver el futuro como promisorio, el sociólogo subraya la necesidad de que el Estado y las organizaciones sociales trabajen más y de forma conjunta para superar sus divergencias. Por cierto –dice–, la mesa de seguimiento tendrá un papel protagónico para seguir mediando y evitar que se vuelvan a producir conflictos.
Para los observadores de las relaciones internacionales,hay importantes avances conseguidos por la diplomacia ecuatoriana, como la exitosa repatriación de al menos milestudiantes que permanecieron atrapados en Ucrania; el arduo trabajo hecho por la Cancillería para que la Comunidad Europea resuelva la exención de visa para los ecuatorianos, o la cercana relación establecida con el gobierno de los Estados Unidos, evidenciada en la reciente visita del presidente Lasso a ese país, con reuniones con su homólogo Biden, lo mismo que con el Senado y los organismos financieros internacionales.
En cuanto al sector educativo, persisten enormes necesidades. Docentes y especialistas coinciden en que la mejora de salarios a los docentes, la construcción y adecuación de unidades educativas, la reapertura de escuelas rurales son pasos muy importantes, pero todavía queda debiendo el Estado importantes transformaciones que debe hacer al currículum. Los cambios a la educación superior, que fueron tan novedosos hace una década, no parecen estar dando los frutos deseados, probablemente porque se los pensó para una realidad imaginaria. Ecuador sigue siendo un país de limitada producción científica y tecnológica. Los docentes que adquirieron títulos de PhD en el exterior siguen teniendo las mismas horas de clase y tienen todavía muy poca posibilidad de dedicarse a la investigación. El gobierno presiona a las universidades públicas para que reciban aún un mayor número de estudiantes sin proveerles de financiamiento suficiente. Las instituciones de supervisión del sistema de educación superior han perdido su importante función.
Respecto a la balanza comercial del país, la investigadora María Gracia Albuja nos dice que el fortalecimiento del dólar produce una ventaja para los importadores porque pueden adquirir artículos europeos en menor precio, pero no favorece a los exportadores y a los que requieren créditos. Dice también que ha existido durante 2022 un índice de bajo consumo debido especialmente a la inestabilidad política y al clima de inseguridad generalizado. Citando un artículo del portal Primicias, la economista afirma que el paro nacional, por ejemplo, produjo pérdidas de mil millones de dólares y una caída del empleo de al menos 9 %. La inversión pública se redujo inyectando menos recursos al área productiva. Labalanza comercial de Ecuador mantuvo un superávit en 2022, pues las exportaciones se mantuvieron superiores a las importaciones. Así y todo, el banano y atún, productos insignia del Ecuador, fueron exportados en menor cuantíadebido a los impedimentos logísticos y políticos causados por la guerra de Ucrania. La economía no se ha recuperado aún a los niveles de 2019 debido a la pandemia, la crisis política y la inseguridad.
Podríamos seguir anotando lo que dicen los analistas sobrela situación del Ecuador. Pero hoy terminaremos este artículo tomado como nuestro el llamado de atención a los poderes públicos que hace la Dra. Berenice Cordero, ex Ministra de Inclusión, en su artículo de agosto pasado: “El fracaso de la reducción de la desnutrición crónica [DCI]en el Ecuador y retos en el corto plazo”, publicado en el portal Opción S: “Desde 1993, Ecuador ha llevado adelante alrededor de 12 programas relacionados con salud y nutrición, pero la curva de la DCI en menores de cinco años casi no se ha movido [...]. Uno de los mayores retos es un acuerdo nacional para una articulación concertada entre el primer nivel de salud para la captación y seguimiento nominal de niños y niñas menores de 2 años, las comunidades y las familias. Y, simultáneamente, entender que sin provisión de agua segura y la promoción de la higiene familiar a nivel municipal y parroquial, estos niños y niñas inician su vida, desde la gestación, en desigualdad de oportunidades y con derechos transgredidos [...]. Las elecciones seccionales de 2023 tienen que necesariamente abordar estas articulaciones y competencias que les corresponden en el marco de un debate que ponga en primer lugar el interés de niños y niñas en el país”.
Como hemos podido constatar, existe una miríada de cosas por hacer en el Ecuador de 2023 para que sus habitantes logren bienestar. ¡Que nadie se quede quieto ni se canse! El año que comienza nos presenta mil oportunidades para seguir construyendo nuestra sociedad! ¡Feliz Año Nuevo!