A lo largo de los tiempos, el país sufrió la vergonzosa acción antipatriótica de gentes sumisas al imperio norteamericano y sus tentáculos.
Los cables WikiLeaks han refrescado esta conducta de algunos políticos, dueños de medios de prensa, académicos, alto clero, dirigentes empresariales, de organizaciones sociales y ciertas ONG, quienes, con oportunidad del proceso político que vive el país desde 2007, han tenido actitudes serviles.
En cada momento crucial, la Constituyente, consultas populares o elecciones han estado presentes. Claro, lo niegan, aunque admiten que estuvieron en un almuerzo, encuentro no programado o “informal” con la embajadora o funcionarios.
Con estos cables “diplomáticos”, no difundidos por la gran prensa, han quedado evidenciados. Son los de la rabiosa oposición, los de todos los tiempos, los que se oponen a los cambios y no soportan perder su poder económico e influencias utilitarias en el Estado. Buscan volver, ellos o sus auspiciadores, al pasado de privilegios y de atraco, a título de defender las libertades y su “democracia”, la “representativa”, “occidental” y “cristiana”, que los gringos defienden con chantajes, conspiraciones, golpes de Estado, invasiones y guerras, asesinando dirigentes, imponiendo dictaduras sangrientas y masacrando pueblos que luchan, directamente o por intermedio de sus agentes, soplones y mercenarios, de todo nivel.
Los famosos cables recuerdan al “mejor aliado” de Bush, a Mahuad, que entregó la base de Manta y dolarizó la economía, al ex jefe de Inteligencia del Ejército, de quien se dijo que primero informaba a la CIA y luego desinformaba al Gobierno. Nos recuerda a ex asambleístas traidoras, desertoras y actuales agenciosos periodistas como Jorge Ortiz, profesores de Flacso (Simón Pachano, Grace Jaramillo, Pablo Andrade).
Del PSP y PSC, se afirma, están “entendiéndose” frente a la acción del Gobierno. La ex ministra Magdalena Barreiro y Jaime Durán, de Informe Confidencial, “preocupados” por el manejo de la economía. Señalan que otros personajes han tenido varias reuniones privadas con la embajadora.
Destacan la acción del alto clero católico y otros, que jugaron su papel, confusionista por cierto, calificando a la Constitución de “abortista” y otros adefesios, desmentidos por el texto y la vida.
Ubican a Jaime Nebot como de “grandes atributos” y “rival formidable para Correa”. Se menciona que en la marcha del 24 de enero de 2008 que organizó participaron funcionarios de
EE.UU.
No son novedad los pronunciamientos de dirigentes empresariales, juntas cívicas y afines. Su conducta fue la de siempre.
Para bien del país, esta ensalada aún no cuaja política ni electoralmente. Las ambiciones e intereses pesan más que las coincidencias. La patria no cuenta para muchos de estos.
Todo esto me hizo recordar a la tristemente célebre pandilla “menendista” de los años 60, asalariada del consulado, que asoló la U. de Guayaquil y las bandas terroristas que crearon “condiciones” para la ruptura con Cuba y la imposición de la dictadura militar represiva de 1963.
A cerrar filas frente a la derecha y traidores al servicio del imperio. La consigna cívica, en este momento histórico, debe ser la unidad y la lucha.