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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Europa en la encrucijada

31 de mayo de 2014

Las elecciones para renovar el Parlamento Europeo siguen provocando polémicas. Las declaraciones de los dirigentes de los dos partidos que hasta ahora se han turnado en el poder dan variadas explicaciones a la pérdida de votantes y escaños, a favor de otras agrupaciones que van desde la extrema derecha a una nueva izquierda. Algunos admiten que esos comicios marcan, a nivel continental, el comienzo del fin del bipartidismo.

La derrota del partido del presidente Hollande era previsible; lo clamoroso es que haya sido en beneficio del Frente Nacional de la familia Le Pen. Los electores de los partidos socialdemócratas, desencantados con las políticas aplicadas por los gobiernos de esa línea, piensan que ya no los representan. Las medidas adoptadas por ellos y los populares han sido idénticamente neoliberales y se han traducido en un gran maltrato social. El recetario aplicado por la señora Merkel, con el aval de los organismos internacionales, implica consecuencia con el gran capital y no con las personas; por ello, la gran crisis y sus nocivos efectos en el empleo, vivienda, atención a la salud y educación, se mantienen con mayor crudeza.

Europa parece haber olvidado el panorama de la década del 30 del siglo pasado. A consecuencia de la primera gran guerra y de la crisis del 29 -que tuvo carácter mundial-, se produjeron cambios drásticos. Desde la Revolución Soviética, la efímera república de Weimar y un auge de los movimientos revolucionarios en varios países, hasta el afianzamiento del nazifascismo en Italia y Alemania. La convulsión social condujo a la segunda conflagración, precedida por su ensayo general en España.

Cuando la crisis se agudiza, históricamente las masas optan por salidas revolucionarias o reaccionarias. En varios países, los escépticos respecto de la Unión Europea han triunfado o tienen alto protagonismo. La extrema derecha xenófoba y racista ocupará un tercio de las curules legislativas.

En Grecia triunfa Syriza con Alexis Tsipras, que hace tiempo ha propugnado una política similar a la que sostienen los gobiernos progresistas de América Latina. Igualmente, en España, Izquierda Unida triplica su representación; en Cataluña, Esquerra Republicana vence por primera vez y Podemos, agrupación nacida de las protestas ciudadanas, vira el tablero electoral. Su dirigente, Pablo Iglesias, es un abierto partidario de los cambios que se dan en nuestros países.

¿Será atendida esta advertencia antes de que desemboque en una catástrofe?

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