Para ponernos a la vanguardia a nivel mundial en los sistemas de promoción escolar, propongo que el artículo 196 del Reglamento a la Ley Orgánica de Educación Intercultural diga lo siguiente: “Requisitos para la promoción. La calificación mínima para la promoción al siguiente año o curso, requiere una nota promedio de siete sobre diez (7/10) en cada una de las asignaturas del currículo nacional. Sin embargo, podrá aprobar, a pesar de no aprobar una asignatura, si logra un promedio entre todas las asignaturas del curso de siete, cincuenta sobre diez (7,5/10).
Podrá aprobar el curso, a pesar de no aprobar dos asignaturas, si logra un promedio entre todas las asignaturas de ocho sobre diez (8/10). Se prohíbe volver a matricularse en las asignaturas que se aprobare. Se continuará estudiando hasta que el estudiante no sea capaz de aprobar ninguna asignatura en el año o curso que se encontrara”. Se completa con lo que actualmente dice el artículo 196: “Las asignaturas adicionales al currículo nacional que cada estudiante definiere en su Proyecto Educativo Institucional, correspondientes a la innovación curricular que estuviere debidamente aprobada por el Nivel Zonal respectivo, serán requisitos para la promoción dentro del establecimiento; sin embargo, no lo serán si el estudiante continúa sus estudios en otra institución educativa”.
Con la propuesta se corrige el mito destructivo aceptado por la mayor parte de los seres humanos de que si no aprueban todas las materias deben repetir las que aprobaron. Discrimen que no se encuentra en los genes de los seres humanos sino en un inconsciente racismo deshumanizado. Genocidio cultural, crimen de lesa humanidad y violación del derecho humano de estudiar hasta el límite de las aptitudes y talentos de todos los seres humanos. Ignorar los descubrimientos científicos de las neurociencias de que todos los seres humanos son únicos, porque tenemos cableados cerebrales diferentes que se deben respetar.
Imposiciones curriculares de planes y programas iguales a todos, sin aceptar que las mentes son diferentes -se requiere implementar estrategias de aprendizajes diferentes propias de cada niño y adolescentes de acuerdo a sus posibilidades neuroevolutivas específicas-, desmotiva a los estudiantes para estudiar, porque, como lo señala la mayoría de los reglamentos escolares de los países, no tiene sentido esforzarse a estudiar y aprobar el máximo de materias, cuando el estudiante cree, equivocadamente o no, que se va a quedar de año en una materia y tendrá que repetir todas.
Absurdamente, en contra de la teoría de las inteligencias múltiples, lleva al pesimismo y derrotismo, al hacer creer que lo importante es lo que no se puede, en vez de que cada persona pueda educarse y capacitarse en la aptitud que más se destaca sobre las demás y mejores rendimientos ha obtenido, que contribuirá a vivir bien, ser más feliz y servir mejor a la sociedad en que vive.