Ahora sí la guerra está armada, las caretas volaron y los eufemismos desaparecieron. En un escenario por demás esotérico, Alianza PAIS estructura la resistencia contra un gobierno de Alianza PAIS. Los motivos y excusas para la extravagante declaración bélica no son muchos y se manifiestan en un programa evidente. Este va desde la libertad para Jorge Glas, pasan por el nombre y apellido que cobija la pregunta sobre la reelección indefinida que temen los deje en absoluta orfandad política, llegando a difusos y supuestos incumplimientos del plan de gobierno que ganó las elecciones.
A su vez, interponen abundantes observaciones al cuestionario planteado desde la Presidencia de la República para el plebiscito, tratando de sostener viejas lealtades en la CC y dilatar los tiempos para su legal pronunciamiento, lo que provocaría una serie de problemas en la implementación de la Consulta y sus efectos. Finalmente, no podía faltar el supuesto ataque a la joya de la corona, el CPCCS.
Defender a Jorge Glas, figura emblemática de la década ganada es importante, se trata de mantener el legado inmaculado aunque a estas alturas eso ya es un delirio. Mientras él proclama que se entregó a la justicia buscando que la verdad judicial brille lo más rápido posible, su abogado defensor interpone todos los recursos posibles para dilatar tal pronunciamiento.
El meollo está en que el grupo radical de asambleístas no pudiera seguir obstaculizando el juicio político con censura y destitución de tal personaje, si es que se emite una acusación fiscal como paso previo a la eventual condena. Mientras este dictamen no se sustente el proceso penal se dilata y el juicio político también. Al paso tratan de vender la extravagante idea de que Jorge Glas está preso en uso de sus vacaciones y no ausente temporalmente por fuerza mayor, saboteando de tal manera la legalidad del cargo y ejecutorias políticas de la Vicepresidenta encargada.
La reelección, indefinida o no, es cuestión de criterios y todos válidos, lo que no es válido es obstruir la consulta al pueblo convalidando la calculada omisión del 2015, en la que se resolvió dicha repostulación indefinida por encima de la Constituyente de 2008 y la voluntad popular. De otra parte, audaz resulta alegar que preguntarle al pueblo el procedimiento para romper un entorno pernicioso de poder, creado a través del CPCCS, signifique un golpe blando a nuestra institucionalidad al usurparle poderes propios de la Asamblea como juez político de las autoridades de control. A qué juez se refieren, si no tuvimos control ni jueces, estaban ciegos, sordos o mudos hasta que la realidad los desbordó. Es el pueblo el único que debe validar la senda por la cual transitar hacia el cambio y por ello la consulta.
Dijo el Presidente de la Asamblea que deben alcanzar la madurez política suficiente para facilitar una estructura de gobernabilidad. Racionalidad y humildad son necesarias, es cierto, pero para algunos se trata de supervivencia y para ello deben cerrar filas, seguirse protegiendo en el paraguas de siempre y continuar en una guerra total. (O)