Soy desde hace algún tiempo, como creo lo son una buena parte de ecuatorianos, una especie de asilado en periodismo. Me informo, así lo prefiero, desde afuera, los medios del exterior me han acogido.
Es que lo que viene pasando, casa adentro, se ha vuelto un verdadero suplicio. Todo empezó con los famosos noticiarios de la mañana con narcisismo e intolerancia a rabiar. Ese modelo se agotó, pero quedó todo un sistema como lastimado. Nadie quiso -o nadie pudo- asumir esa forma repleta de vanidades, con unos actores que nunca oyeron, querían ser oídos, a pesar de lo poco que tenían que decir.
Esas entrevistas ahí están, con otros rostros que ni siquiera lucen competentes, con penosas limitaciones, incluso idiomáticas, con ese aire de ignorancia casi total, como de nunca haber leído un libro. “La ventaja de la ignorancia es que protege de los falsos saberes”, dice el cornaca que conduce al elefante, con la sabiduría del que nada tiene que demostrar, en la novelita de Saramago “El viaje del elefante”.
Hoy, cuando se opina, como si se informara; cuando se calla, ocultando tantas cosas, las noticias se han vuelto un juego de verdadero ocultamiento cuando algo apunta al cambio. Los periódicos del Ecuador, los más conocidos, a los que veo desde Internet, con una mirada rápida, han reaccionado casi con una semana de atraso frente a las manifestaciones en España. Los jóvenes indignados han mandado a los mil demonios a los políticos. ¡No es una crisis, es una estafa! Dicen a voz en cuello: “¡Ea, ea, ea, el pueblo se cabrea!”. Para rematar que no son mercancía en manos de políticos y banqueros.
El Fondo Monetario, cuyo ex director gerente guarda arresto domiciliario por intento de violación, como una metáfora de lo que ese organismo ha venido haciendo por todo el mundo, no podría asomar las narices por la Puerta del Sol.
Las medidas de salvación al sistema, miles de millones de dólares, se almorzaron las políticas del Estado de bienestar. Eso se calla, los medios lo callan porque han sido los grandes alcahuetes de semejante atraco.
Si el poder judicial colombiano declara nula cualquier evidencia de las computadoras de alias Reyes, porque no se respetó la custodia, los medios ecuatorianos expresan pesar porque eso echa abajo la noticia de primeras páginas, de un ente integrado por ex agentes de los servicios de inteligencia internacionales, que vinculaba a las FARC con la elección de Rafael Correa como presidente de nuestro país. Han callado, y cuando callan nos manipulan también.